Cultura y Espectáculos

Crítica de Cine: ¿Podrás perdonarme?

La nominada al Óscar es una película nostálgica con grandes actuaciones.

Por: Esteban Andaur 02 de Marzo 2019
Fotografía: Filme

Nueva York, 1991. Lee Israel (Melissa McCarthy) es una escritora alcohólica, solitaria y con un éxito precario en las librerías: sus biografías de celebridades han sido fracasos comerciales. Su agente literaria se resiste a conseguirle nuevos adelantos para futuros libros, la han despedido de su último trabajo, y no puede pagar la renta de su departamento maltrecho. Ya no tiene nada que hacer y no le queda más compañía que su gato. Hasta que encuentra un último ápice de inspiración en su propia obsesión con las celebridades de antaño, y empieza a falsificar cartas escritas por Dorothy Parker y Noël Coward, y venderlas a coleccionistas como si fuesen auténticas.

¿Podrás perdonarme? (2018) es el título cínico del nuevo filme de Marielle Heller, basado en el libro homónimo de la verdadera Israel, donde relata su tiempo y actividades de criminal. La película viene a rectificar a McCarthy, que en los últimos años ha sido la actriz principal de comedias mediocres; aquí vuelca su talento a un proyecto meritorio de sus habilidades.

El guion de Nicole Holofcener y Jeff Whitty le provee a la actriz suficientes dosis de humor seco para que haga lo que mejor sabe hacer; sin embargo, el personaje no es el típico que suele interpretar. Lee Israel es misántropa y, a veces, bastante inmoral. Como todo buen escritor, dirás. Mas debajo de esa coraza hostil, yace fragilidad e inseguridad, alguien que ha soportado tantos rechazos de todo tipo en su vida, que sólo puede enfrentarse a nuevas experiencias con agresividad. También como todo escritor.

Quiere demostrar que es una buena escritora y no pretende renunciar al oficio, aunque la tenga pobre. Debería crear textos originales, expresarse a sí misma en las páginas que mecanografía; y elige concentrarse en los ricos y famosos, gente con vidas muy lejanas a la suya. ¿Acaso utiliza su trabajo como un modo de evasión? ¿Es tanta su falta de amor a sí misma que, encima, lo usa para huir de los demás?

Cuando tiene una cita con una de las compradoras de sus cartas, el afecto es correspondido, pero Lee hesita en seguir comunicándose con ella después. Antes de que se realice como la mejor versión de sí misma, ni siquiera el amor es una prioridad. Y la falsificación agranda el problema.

Conoce a un hombre locuaz y extravagante en un bar gay, Jack Hock (Richard E. Grant); él la reconoce de una fiesta de hace tiempo, y entablan una inusual amistad. Jack tiene un ávido apetito sexual, es inculto y vende droga. Ambos están solos y dañados, y es probable que se unieran de súbito sólo para sobrevivir, y es de esperar que uno o el otro terminen estragando la relación luego de hacerse cómplices.

¿Podrás perdonarme? rescata visiones de un Nueva York (como la escena queer de aquellos años) pocas veces exploradas en el cine popular. Además, el enfoque de Heller está insuflado del estilo de Woody Allen cuando éste todavía hacía películas en la Gran Manzana.

Ahora bien, pensé que los diálogos necesitaban todavía más sarcasmo, más idiosincrasia queer en los intercambios entre Lee y Jack, y más escenas de este último. Y es que no me parece que una historia de este tipo hubiese sido tan sentimental en el papel.

Heller está demasiado preocupada de que sus personajes nos agraden. Hacen malas acciones, y tal vez haya quienes se rehúsen a perdonar a Israel. Aun así, la directora insiste en que empaticemos con ellos, a través de música amigable casi en cada transición y desarrollo crucial, como si no fueran, en cierta medida, entrañables. Lo son, tanto, que McCarthy y Grant se hunden un poco bajo la música, sin poder florecer de una forma más directa; Heller le resta vigor y relevancia a su historia. Tiene que darnos más crédito.

¿Podrás perdonarme? es convencional, mas las sobresalientes actuaciones elevan esta empresa a algo sólido, melancólico e incluso introspectivo. Así que yo puedo perdonar.

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