Unos minutos después de su particular (y gran) versión del clásico de Los Tres, “Déjate Caer” (uno de los grande momentos de la noche, incluyendo coreografía y Titae Lindl en el bajo), la banda mexicana Café Tacvba, dio espacio a su vocalista, Rubén Albarrán, para que se explayara sobre el cariño y respeto que tienen por la banda penquista.
Contó que mientras participaban de un festival grande en Estados Unidos, les preguntaron sobre el significado de participar en un evento con música tan ecléctica como la que, supuestamente, era parte de la instancia. Albarrán asegura haber dicho que el festival no tenía nada de ecléctico, y que al interrogador le faltaba conocer la música latinoamericana, “te gusta conocer la música de Los Tres”, le habría sentenciado. Aplausos y vítores de las cerca de 3 mil 500 personas que llegaron al gimnasio municipal la noche del viernes.
A esa altura el público ya estaba rendido a los pies de estos cuatro mexicanos que transmiten una ganas increíbles de pasarlo bien, por tanto, la historia no era necesaria. Honestidad pura. Sin embargo, el cuento grafica un poco el espíritu y musicalidad de una banda, que inició su aventura musical a comienzos de la noventa, tocando guitarras de palo, sin un baterista, con ganas de tocar rock, pero sin olvidar el folclor de su tierra, y que de la mano de un gran productor como, Gustavo Santaolalla, se convirtieron en el referente más “ecléctico” del rock (pop, folck, electrónica, ambient, joropo, bolero, mambo y un largo etc.) hecho en español.
Y es que realmente el estilo de la agrupación (para muchos los Radiohead latinos) es indefinible, y cómo no, si no han caído en las etiquetas, siempre han estado una paso adelante (“Volver a empezar” otro gran momento de la velada, un buen ejemplo) y, como si eso fuera poco, han sabido resucitar a sus referentes reversionando clásicos tanto o mejores que los originales (“Cómo te extraño” de Leo Dan y casi el disco entero de “Avalancha de Éxitos”).
Y lo del viernes fue una tremenda demostración de todo lo anterior. Clásicos de la banda (“Las Flores”, “Puntos Cardinales” “El baile y el salón” o “Esa noche”) se entrelazaron con canciones de sus más recientes discos (“Futuro” o “Que No”), con un sonido decente (no perfecto, por cierto) y una puesta en escena modesta, pero bien utilizada. Y, en lo último, como no destacar la energía de cada uno de los integrantes. Contagia, alegra y genera solo positivismo. Sí, porque donde otros ponen rabia, los “Tacvbos” ponen cariño, y el mensaje llega igual o de mejor forma. La del viernes fue una noche para confirmar que la banda más ecléctica del continente goza de buena salud, que las ideas no se han agotado y que semejante evento mereció un marco de público mucho mayor. Ojalá haya una nueva oportunidad, la banda lo pidió, y quienes asistieron, seguro compartieron esa plegaria.