Cultura y Espectáculos

Francisca Peró defiende con cifras gestión de Teatro Biobío a 5 meses de apertura

Ya van cinco meses desde su inauguración, y el anhelado espacio ha cumplido con creces las expectativas tanto del público, artistas, como quienes administran el edificio. Una respuesta auspiciosa que se aleja y distancia de la polémica de irregularidades que se ha suscitado estas últimas semanas entre los socios que componen su corporación cultural.

Por: Mauricio Maldonado 19 de Agosto 2018
Fotografía: Raphael Sierra P.

El 7 de marzo de este 2018, y tras largos años de espera, se comenzó a escribir un nuevo capítulo en la historia cultural y artística de la ciudad. Más allá del corte de cinta oficial con las respectivas autoridades e invitados, el Teatro Biobío abría sus puertas a la comunidad con el montaje “Llacolén”, con tres funciones gratuitas y cuyas entradas no duraron casi nada en boletería.

De eso ya han pasado ya más de cinco meses, y el anhelado espacio de a poco a ido desplegando una abultada y generosa cartelera de espectáculos de distinta índole, en los cuales el público ha respondido de manera positiva. En detalle, y con fecha 30 de junio, el Teatro Biobío ha recibido a un total de 27.572 espectadores, los que han disfrutado 33 actividades dispuestas en 71 funciones, lo que se traduce en un 64% de ocupación de la sala.

Números que respaldan el debut de un edificio cultural que recién está dando sus primeros pasos, si se comparan por ejemplo, con los del GAM en Santiago, que alcanzó un 56% de ocupación en su primer año de funcionamiento. En efecto, Francisca Peró habla del tema con cierta propiedad, pues antes de asumir como directora ejecutiva del Teatro Biobío en 2016, trabajó en el GAM.

“Siempre tuve una sensación positiva en relación a mi experiencia laboral anterior respecto a lo que iba a ocurrir, pero me sorprendió el número, no pensé que tendríamos tanta afluencia de público considerando además que se trata de espectadores validados. Eso quiere decir que trabajamos con una ticketera, ya sea para los eventos gratuitos como pagados, y a veces se generan diferencias entre quienes compran o retiran un ticket gratuito, y el que llega es el que se valida. También el porcentaje de ocupación de sala es bien alto en relación al país y a espacios que están comenzando”, recalcó.

A la caza del elefante blanco

Se despejan así algunos miedos o aprehensiones que se tenían previo a la apertura del espacio, como si la comunidad del Gran Concepción se acercaría al teatro o si estaría dispuesta a cancelar una entrada por ver un espectáculo ahí, también teniendo en consideración la cierta lejanía del edificio con el resto de la ciudad. Peró explica que incluso hubo espectáculos que agotaron sus tickets. “Tuvimos una respuesta fabulosa con el concierto de Manuel García, Ases Falsos, pero el dedicado a Freddy Mercury ha sido el que más rápido se agotó. Lo mismo con los espectáculos gratuitos, que a veces no alcanzábamos a preguntar cómo iba el retiro de las invitaciones y ya se habían agotado. Sin duda es un espacio nuevo, por tanto, hay que ser cautos en los números que tenemos, en ver cómo nos comportamos de aquí a fin de año. Efectivamente, es un teatro esperado, había curiosidad por conocerlo y el espacio nuevo siempre tiene ese atractivo. Pero lo bonito en este sentido y lo que los números demuestran empíricamente es que era necesaria e importante la construcción de este teatro. La gente se ha acercado con gran entusiasmo a sus instalaciones”, precisó Peró.

Dividiendo su actividad y movimiento en una sala de cámara y una sala principal, esta última ha representado, en palabras de la directora ejecutiva, un desafío mayor. “Es una sala muy desafiante, ya sea por su magnitud, por la cantidad de personas que puede recibir y por la cantidad de programación que hay que tener para mantenerla activa. Tiene una capacidad de 1.200 butacas, lo que en la actualidad lo convierte en el escenario más grande del país, y normalmente la mayor cantidad de funciones de un mismo espectáculo son máximo tres, debido a lo muy demandante de su mismo aforo”.

Relación con los creadores

Por otra parte, la sala más pequeña, con capacidad para 250 espectadores, ha seguido una dinámica en general distinta, instalando el concepto de temporadas. “Esta sala funciona, principalmente, por temporadas, o sea que una misma obra se presente tres fines de semana seguidos. Montajes tanto de teatro como de danza, mientras que la música sigue la lógica de los conciertos. Esta manera de trabajar le da la oportunidad a los artistas de profundizar en su quehacer y que el público se acostumbre y ocurra el boca a boca, que sigue siendo el mejor marketing”.

A juicio de la directora, este espacio que tiene un comportamiento bien diverso, dependiendo de los espectáculos, pero el objetivo no es necesariamente siempre llenar la sala, sino generar a largo plazo un hábito de consumo cultural. “Lo que hemos logrado entre las dos salas, es que acá todos los fines de semana -entre jueves y sábado- haya una cartelera permanente, lo cual se cumple y funciona, que también era un susto que teníamos antes de abrir nuestras puertas”, complementó la también actriz.

Algo fundamental y que se ha dado de buena manera, es precisamente el trabajo mancomunado entre los artistas locales y regionales que han presentado sus propuestas de la mano de la administración del teatro. “Ha sido una muy buena relación, la mayoría de los proyectos que se han presentado y presentarán en la sala de cámara, ingresaron por la convocatoria que realizamos el año pasado, con un comité asesor que seleccionó a esos proyectos, así que hubo una previa en el trabajo con ellos. Y ya con quienes han ingresado a la sala a resultado una buena experiencia a mí parecer, ambos hemos aprendido mutuamente de varias cosas. Partimos muy rápido y fuimos de a poco mejorando la difusión, siendo el gran desafío el cómo llegar al público. Las compañías a su vez se han ido adaptando a la exigencia de hacer temporadas, muchos de ellos hace tiempo que no las hacían o habían tenido pocas posibilidades de aquello. Se han dado cuenta que el impacto de sus trabajos no necesariamente va de la mano hacia cuanto público llegan sino quién los viene a ver, y el público que llega a este teatro es otro público. Hay mucha gente que ha venido al teatro por primera vez a ver algún espectáculo de artes escénicas”, detalló la directora ejecutiva.

Una de las cosas que también preocupaba y generaba cierta suspicacia, era que si este edificio, realmente, tendría un carácter descentralizador y regionalista, tal como su nombre lo apunta.

“Estamos en eso”, reconoce Peró. “Nuestro primer eje era generar cartelera y existir, y físicamente, el teatro está donde está, en Concepción, por tanto, los más beneficiados son los vecinos inmediatos. Pero, este segundo semestre viene un trabajo con expandir y generar lazos más profundos con las provincias. Inevitablemente, lo lógico es que nos acerquemos nosotros a ellos, haciendo extensiones, las cuales iremos comentando en detalle más adelante. Es lo que estamos diseñando para los próximos meses y ahí completaríamos la misión de teatro regional, a fines de este año”.

Resolver las diferencias por las vías correspondientes

En paralelo a este auspicioso panorama, en los últimos días ha estallado un fuerte conflicto al interior de la Corporación Cultural del Teatro Biobío. En lo puntual, un grupo de socios acusa irregularidades que afectarían su funcionamiento (como la poca transparencia en el pago de las cuotas, en nombramientos y en contratación de cargos), y en algunas de decisiones que han tomado este 2018, e incluso el año pasado.

Respecto a esto la directora ejecutiva fue enfática, diciendo que “creo que es un tema también de la responsabilidad que tenemos los gestores culturales y las personas que trabajamos en el mundo de la cultura. Tenemos, básicamente, una responsabilidad bien grande, ya sea con las audiencias, los artistas y con los trabajadores del medio de la cultura. Es un foco que no debe perderse en este contexto, y mi rol como directora es defender esos tres ejes y cumplir con esos principios. Si uno tiene un problema, uno tiene que tratar de resolverlo por las vías que corresponden, en pos de velar por aquellos principios. Por ejemplo, si uno accede a nuestra página web -teatro- biobio.cl/transparencia) se pueden descargar los estatutos, todas nuestras rendiciones mensuales tanto al Ministerio de las Culturas (que son semestrales) como al Gobierno Regional, en ellas se puede ver con total tranquilidad que hemos cumplido con la entrega de toda la información. De momento no hay observaciones oficiales, y si las hubiese nos las harán saber por las vías respectivas, por tanto, no debieras tener problemas con nuestro financiamiento”.

Palabras a las que completó que “todos los problemas que surgen en una institución como esta, que es obvio que van a existir por ser una institución grande e importante, a mí parecer y la invitación que debo hacer, responsablemente, como directora de este espacio es invitarlos a que se sumen a empujar el proyecto hacia adelante y a resolver los problemas por las vías que corresponden. El estatuto menciona como cinco vías para resolverlos, que son en la asamblea de socios, y cualquier camino que se separe de eso es negligente. Y teniendo mucho cuidado de no poner los intereses personales o partidistas o cualquier otro, por sobre el bien común por el cual hemos sido creado. Entiendo que pueden haber problemas, pero no hay que olvidar esto último”.

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