Cultura y Espectáculos

Crítica de cine: La momia que nadie pidió y que nadie necesitaba

Por: Esteban Andaur 11 de Junio 2017
Fotografía: Diario Concepción

El más reciente filme de Tom Cruise es una decepción.  El actor debe volver a enfocarse en elegir buenos guiones, que supongan desafíos dramáticos para él.

Steven Spielberg. Martin Scorsese. Stanley Kubrick. Oliver Stone. Brian De Palma. Barry Levinson. Ellos son solo algunos de los grandes directores con los que ha trabajado Tom Cruise, la más grande estrella de Hollywood de los 80 (cuyo estatus lo ha mantenido hasta hoy). Decir que es un mal actor es un insulto hacia él y el público, ya que esas películas se mantendrán en lo alto mientras se siga escribiendo la historia del cine.

Pese a su éxito, en los últimos 15 años se ha transformado en un personaje bastante impopular en Hollywood, debido a una vida amorosa muy pública e inestable, y a su controvertido vínculo con la Cienciología.

Aún así, sus películas continúan atrayendo a públicos masivos porque el actor ha sabido mantenerse más o menos vigente interpretando a nuevas versiones de su protagónico en Misión: Imposible (1995), cuando él era más cercano a nosotros. Puede pender de un avión en pleno vuelo sólo con sus manos, por ejemplo, y caer en peligros extraordinarios, inconcebibles, y salir vivo al final, porque se trata de Tom Cruise, y todos aplaudimos una vez que la pantalla se va a negro. Pero hasta los grandes tienen caídas… y de las feas.

Envuelto en sus vendas

Cruise aplica la misma fórmula en La momia, la superproducción que lo trae de regreso a la pantalla grande este 2017. La película es la entrega inaugural del Dark Universe, una nueva franquicia de Universal Pictures, estudio que, supongo, habrá entrado en una crisis creativa luego de ver cómo Marvel y DC Comics se repartían la torta. Por lo que Universal decidió que era una idea espectacular sacar una línea de películas basadas en su catálogo de monstruos, que incluyen a Frankenstein y Drácula, entre otros espantajos.

Llamarle a esta franquicia <<oscura>> es muy grandilocuente; uno esperaría historias sórdidas y terroríficas, y es algo que La momia se esfuerza en entregar, mas nunca materializa.

En el Antiguo Egipto una princesa es momificada luego de matar a su padre, madrastra y hermanastro. Y ya en la actualidad, su sarcófago es encontrado y ultrajado en Irak (cuyo contexto bélico es explotado para fines contextuales, nada más) por Tom Cruise (no es importante el nombre de su personaje), para luego ser trasladado a Londres, donde se estudiará. ¿Y qué pasa después? Se libera una maldición milenaria que amenaza con destruir el mundo tal y como lo conocemos. O, simplemente, blablablá.

La historia es confusa y deja varios cabos sueltos. ¿Serán éstos atados en próximas entregas infestadas de nuevos monstruos clásicos? Tal vez; aún así, es una falencia del filme.

Cruise está tan carismático y atlético como siempre, y entrega sus diálogos con encanto, incluso deleite. Pero es un actor de una importancia e influencia tales que abruma la película, dejando en evidencia sus errores, y logrando que sean importantes para nosotros.

Las escenas de acción carecen de inspiración. Las coreografías de peleas son monótonas, recicladas de otras películas, y el estilo visual predominante en grises no ayuda, menos cuando hay un exceso de escenas de acción aburridas que de historia.

Los actores no sólo son poco conocidos, sino que son más jóvenes que Cruise, y los personajes que interpretan son muy cercanos a él. Pero ya que no nos ofrecen desarrollo de personajes, al menos, tienen que aliar a Cruise con actores de su nivel comercial, para que creamos en los vínculos afectivos que generan en la película.

La mezcla de estilos es abigarrada. No se justifica en ningún momento que una escena pase del drama a la comedia, luego al no-terror, y así. La momia no sabe qué tipo de película quiere ser, aparte de un enganche para una franquicia.

Y como un reboot del filme homónimo de 1999, La momia de esta década se queda corta en risas, sustos, ingenio, y proeza visual. Ahora bien, deja claro que su enfoque es igual de lúdico, porque aparece otro de los personajes que formarán parte de la franquicia: el Dr. Jekyll/Mr. Hyde, interpretado por Russell Crowe. La presencia de Jekyll es un óbice para la historia, no un complemento, porque es un personaje clásico de la literatura de terror, y le quita importancia a la momia y a Tom Cruise, luciendo incluso más peligroso que ambos. Debieron introducir a Jekyll al final de la película, y aún hay más razones en las cuales La momia fracasa.

¿Misógina?

No me gustó el trato que reciben las mujeres en el filme. La momia besa en la boca a ciertos hombres para succionarles su vigor y restaurar el cuerpo que tenía cuado fue momificada. Pero luego la vemos, por un breve momento, tratando de besar al interés romántico de Cruise. Para succionarle la vida, claro.

¿Qué papel juega el homoerotismo aquí? ¿Acaso no saben estos realizadores que no queremos ver a mujeres explotadas en el cine, sino tratadas con dignidad? Y luego, la propia momia es disparada, apuñalada, encadenada al techo de una habitación, todo esto estando desnuda o con muy poca ropa.

Me sentí muy mal. Quizá los realizadores arguyan que no importa, porque ella es la villana y tiene superpoderes; pero yo vi una representación de una mujer siendo maltratada, el tipo de imágenes de mujeres obsoletas en el cine. La película no está de acuerdo con la horizontalidad de los géneros.
La momia pasa de ser una mala película a una mala y odiosa película. Es, quizá, lo peor de Tom Cruise. Pero es una mancha pequeña en una carrera ilustre. Cruise debe volver a enfocarse en elegir buenos guiones que impliquen desafíos dramáticos para él. Lo merece y nosotros también.

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