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Cambio de hora: Hasta dos semanas tardaría el organismo en adaptarse

Trastornos en el sueño, alimentación, irritabilidad, entre otras alteraciones traería el horario de verano. Medida llevó a que se presentara un proyecto en el Congreso, ante los posibles efectos negativos que conlleva el no despertar con sol.

Por: Mauro Álvarez 07 de Septiembre 2021
Fotografía: Contexto.

El cambio al horario de verano que rige desde el sábado en el territorio nacional, a excepción de la región de Magallanes y la Antártica chilena, si bien permite que anochezca más tarde y el día se haga más largo, favoreciendo la vida diurna, podría traer graves alteraciones para el organismo si no se toman precauciones.

Entendidos en la materia comentaron que,  tanto los adultos, como niños y niñas, tardarán hasta dos semanas en adaptarse al nuevo horario de vigilia y descanso, debido a trastornos  en el sueño, alimentación, irritabilidad o cansancio.

Consecuencias que llevó a que el tema se trasladara al Congreso, puesto que el senador Guido Girardi (PPD), presentó un proyecto que plantea mantener el horario de invierno y luego pasar a uno GMT-5,  el cual sincroniza el despertar con la salida del sol.

“Este cambio de hora va en la dirección contraria (…) La falta de sueño se asocia con aumento de riesgo de infarto al corazón, de aumento de la hipertensión, diabetes, obesidad, estrés, irritabilidad y depresión”, argumentó, sustentando su tesis en que en el mundo se está promoviendo que haya sólo un horario, en este caso el de invierno.

Afectación en la rutina

A juicio del congresista PPD, los niños serían los más afectados, ya que en promedio deben dormir entre 12 y 13 horas, por lo que el cambio altera su biología, como también el de los adultos, que deberían dormir entre 7 u 8 horas.

En esa línea, la psicóloga y jefa del departamento de Fonoinfancia de Fundación Integra, Alicia Varela indicó que “si los cambios en el huso horario repercuten en la rutina y los hábitos de los adultos, pero en los niños y niñas pueden ser aún más significativos, ya que por lo general necesitan un tiempo mayor para adaptarse”.

Lo anterior, considerando que el cambio de hora ocurre luego un largo periodo de confinamiento y de una modalidad mixta de asistencia en algunas escuelas y jardines infantiles, lo que ya ha requerido de procesos de adaptación de niños y niñas a diversas rutinas.

“Es importante considerar el escenario actual para que el cambio de hora no se convierta en un estresor más. Para esto será importante que los adultos no se sientan presionados en responder ante este ajuste de horario”, expresó la psicóloga Varela.

Agregó que “durante esta primera semana del cambio de hora,  una siesta no les vendría mal a los niños y niñas, para que puedan disminuir la sensación de cansancio. Importante es generar actividad física para potenciar gasto energético en ellos y así estén más cansados a la hora de dormir”.

En tanto, el neurólogo Pablo Guzmán de la clínica de sueño Somno, precisó que “durante este periodo es clave poner atención a nuestra higiene del sueño para disminuir los impactos producidos por los trastornos de éste, como la irritabilidad, somnolencia, jaquecas o falta de concentración”, dijo.

En ese sentido, aconsejó adelantar periódicamente en 15 minutos diarios la hora de acostarse y levantarse, con el fin de ir adaptando el organismo al ajuste horario.

“Es importante, además,  reducir el consumo de bebidas estimulantes (café y alcohol) en las últimas 5 horas antes de acostarse. Relevante es retomar el ejercicio, idealmente en la mañana si la actividad involucra mucho esfuerzo físico. Para la tarde o noche son recomendables disciplinas de bajo impacto como yoga o meditación”, concluyó el facultativo.

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