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Listas de espera suben a 20 mil atenciones pendientes en la provincia debido a la Covid-19

El coronavirus congestiona el sistema de salud, pues los pacientes están más tiempo en las camas críticas que los usuarios no Covid. Así, para las atenciones convencionales, se está trabajando con la mitad de los cupos que en 2019, a pesar del excepcional aumento en la capacidad del sistema, que pasó de 90 a 300 camas en menos de un año.

Por: Diario Concepción 18 de Abril 2021
Fotografía: Servicio de Salud Ñuble

Sebastián Henríquez
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Antes de la pandemia, las necesidades de salud de los 1,2 millones de habitantes que tiene la provincia de Concepción se cubrían con 90 camas críticas.

Allí se derivaba a los heridos de accidentes de tránsito, a los recién operados de un accidente vascular, a los sobrevivientes de un infarto, a quienes se beneficiaban de un trasplante.

No parece un número alto, 90, pero con estas camas bastaba y el sistema funcionaba. De cuando en cuando, el Ministerio de Salud o privados, implementaban alguna iniciativa para reducir las listas de espera. Esto es, el número de atenciones pendientes en el sistema, y el tiempo promedio entre la consulta y la atención.

Con sus bemoles, pero también aciertos, el esquema permitió bajar, entre 2014 y 2019, las listas de espera en la provincia.

Ese año, el Minsal decidió implementar un plan adicional para reducir las listas, que contempló dos áreas. Una, en papel, pues había que depurar de las listas los pacientes fallecidos, o atendidos en el sistema privado, o inubicables. La segunda, en el pabellón, pues se decidió aumentar las atenciones quirúrgicas a nivel nacional, un objetivo que se cumplió, pues subieron en un 17%.

Las cifras indicaban un buen camino, pero llegó la pandemia, y el avance quedó en nada.

Esto, pues los pacientes con Covid pueden agravarse y requerir de entubación y ventilación mecánica -esto es, una cama crítica– hasta por tres semanas, mucho más que la noche o dos que usan la mayor parte de los pacientes convencionales.

La situación congestionó el sistema, en desmedro de los pacientes no Covid.

De hecho, especialistas informan que la lista de espera en la provincia, donde operan los Servicios de Salud de Talcahuano y de Concepción, llegó este mes a unas 20 mil atenciones pendientes, con un plazo que se estira entre siete meses y un año.

Un retroceso de diez años por lo menos, afirman.

“Es una situación preocupante, y es prudente pensar hoy las medidas que vamos a tomar, porque terminada la pandemia, este es el problema de salud que vamos a tener que enfrentar”, dice Germán Acuña, presidente del Colegio Médico en Concepción.

Un cuello de botella

La lista de espera en salud no es una fila de personas fuera de un consultorio. Es un indicador estadístico, que da cuenta atenciones pendientes, y el plazo promedio entre la consulta y la solución del problema.

“Si tenemos 14 o 15 mil atenciones pendientes, muchas de ellas pueden corresponder al mismo paciente. Una persona con diabetes, por ejemplo, que necesite una operación a la córnea y también en sus extremidades inferiores, suma varias”, explica la enfermera Carolina Cruz, asesora del Servicio de Salud de Concepción.

Muchas de estas atenciones requieren de camas complejas, es decir, con equipos médicos e insumos que aseguren que un paciente se recupere.
En promedio, esto toma uno o dos días, salvo los casos graves derivados de un accidente de tránsito o de una intervención quirúrgica mayor.

El Covid cambió este esquema porque congestionó fuertemente el sistema de salud.

Primero, los pacientes entubados suelen estar más de diez días en una cama crítica. Segundo, el virus es altamente contagioso, por lo que la demanda por atenciones se disparó.}

Es decir, se necesitan más camas, y por más tiempo.

Para enfrentar este problema se aumentó la cantidad de camas, hasta llegar hoy a las 300.

El Ministerio de Salud contrató además a personal adicional para manejarlas: enfermeros, kinesólogos, médicos.

Adicionalmente, se adoptaron medidas sanitarias, como restricciones a la movilidad, cuarentenas, cordones sanitarios, toque de queda. Todo, con el fin de reducir los contagios y la necesidad de ocupar camas.

Aún así, la ocupación no ha bajado del 90% desde enero.

Y esto vuelve especialmente compleja la atención de los pacientes no Covid, pues en el fondo, la cantidad de camas disponibles para ellos ha bajado drásticamente. Según Germán Acuña, “estamos funcionando, en el fondo, con la mitad de camas que teníamos en 2019, unas 30 o 40.

Lejos de las 90 que teníamos”.

El desafío

El aumento de camas críticas que se han podido habilitar con la gestión del Ministerio de Salud, los servicios locales y los hospitales, ha permitido contener la pandemia.

Pero hay un número escondido en esta cifra de éxito, y es el costo que hay en camas “normales”.

Pero, ¿cómo se logra bajar las camas normales sin generar una segunda crisis?

Para el doctor Osvaldo Gaete, subdirector de gestión asistencial en el Servicio de Salud de Talcahuano, “tenemos el desafío de dar respuesta a los problemas de salud de la población, y esto obliga a pensar estrategias. Una de ellas, es crear más camas UCI, claro, pero esto tiene un límite, de modo que hay que priorizar pacientes”.

“Entre las patologías habituales, hay algunas que tiene prioridad biomédica, esto es, son más graves. Están acá todo lo que pueda afectar el funcionamiento normal de una persona, y eso lo estamos haciendo en forma paralela”, añade.

Raúl Gonzáles amos, subdirector de gestión asistencial en el Servicio de Salud de Concepción, dice que “en el fondo, se han suspendido las cirugías electivas, porque muchas de ellas podrían necesitar camas UCI”.

“Estamos usando telemedicina, estamos derivando, estamos priorizando las atenciones urgentes y definiendo cuáles deben esperar”, añade.

Eso sí, el médico afirma que “hay que estar tranquilos, no es nada de fácil, pero se está consiguiendo número de camas para las situaciones de emergencia de a diario”.

¿Cómo se traduce este sistema a lo operativo?

En el Hospital Regional, por ejemplo, se decidió despejar un mínimo de camas para asuntos no Covid.

“Lo hicimos desde un comienzo, tenemos diferenciadas las UCI´s en la UCI médica, que es la para Covid, la quirúrgica y la cardiológica. En esas alojamos a los pacientes graves, con accidentes vasculares, trasplantes, infartos, tenemos 20 camas que nos suplen la necesidad del hospital en ese sentido”, asegura Alejandro Torche, director de este centro de salud.

La preocupación, y la oportunidad

Es comprensible que la pandemia obligue a tomar medidas duras. Incluso en lo sanitario, como priorizar pacientes. Pero la extensión de la emergencia preocupa a los especialistas.

“No podemos seguir aumentando las listas de espera, es peligroso”, sostiene Germán Acuña.

“Están aumentando los niveles, y está bien, una persona puede esperar una operación de cadera, pero no por tanto tiempo”, añade.

No solo preocupa la baja en la calidad de vida de quienes quedan esperando una atención, también, la capacidad reducida con que operan los hospitales.

“Si hubiera un accidente con un gran número de heridos, un choque como el que ocurrió hace unos años en Tomé, con el bus que trasladaba hinchas, va a ser complicado, aunque la red nacional pueda hacerse cargo”, reconoce Carolina Cruz.

Pero, junto con la preocupación, hay una esperanza. Una, que deja el mismo coronavirus.

Es, precisamente, la capacidad que se deja instalada en la región el combate al virus.

Los profesionales fogueados, las 300 camas, la seguridad que da haber desarrollado una buena gestión.

Según Acuña, “si la pandemia se acabara por arte de magia, al día siguiente estamos full, pero vamos a tener una vuelta a la normalidad más rápida”.

“Hay una oportunidad, pero de todas formas vamos a tener que ser eficientes con los recursos, y eso hay que planificarlo previamente”, dice Osvaldo Gaete.

El plan de salud

El aumento del presupuesto que ha tenido este año el Ministerio de Salud, para habilitar camas, contratar personal y enfrentar otros aspectos de la pandemia, no es sostenible en el tiempo a menos que haya un aumento de impuestos. De ahí que algunos especialistas teman que, atenuada la pandemia, se disminuya la cantidad de camas UCI.

“Tenemos una listas de espera, y pienso que sería bueno meterse la mano al bolsillo”, dice el dotor Germán Acuña, desde el Colegio Médico.

Lo más probable es que el aumento de capacidad se mantenga un tiempo. Hace unas semanas, se evalúa una inyección de US$ 150 millones para enfrentar las listas de espera en la medida que baje la necesidad de enfrentar el Covid.

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