Renovación de la vía se realiza con máquina multipropósito sin interrumpir tránsito. Trabajos estarán terminados en junio del próximo año.
La mayor renovación de la vía férrea de los últimos 40 años está realizando la Empresa de Ferrocarriles del Estado, EFE, en la línea que une San Rosendo con Talcahuano.
Durante años, la vía sólo tuvo un plan de conservación menor, pero EFE determinó hacer una transformación profunda que busca aumentar el estándar y las velocidades en vías de alto tráfico, especialmente, las que van a los puertos.
El proyecto, que se inserta en el programa de conservación de la infraestructura ferroviaria, no sólo mejorará la calidad de vida de 600 mil personas que ocupan anualmente el Corto Laja, sino también impulsa la economía al mejorar el desplazamiento de la carga.
Errázuriz destacó que la Región concentra el 50% de la carga a nivel nacional y que sólo por el ramal Laja – Talcahuano anualmente se transportan cinco millones de toneladas, pues por ese punto pasa, prácticamente, toda la carga que va al puerto.
Además con el proyecto, según el presidente de la ferroviaria, se crea una posibilidad de acercar el servicio a Santiago, como era el antiguo tren de pasajeros desde Concepción a la capital.
“Nunca se había hecho una transformación tan profunda porque ahora cambiaremos toda la estructura, mejoraremos la base, los rieles y los durmientes, que ahora serán de hormigón”.
Errázuriz explicó que EFE determinó realizar el cambio total de la vía, que implica $31.550 millones y que está a cargo del consorcio Tria-Asch, Logística Integral, Sergman, pues el hormigón dará una vida útil cercana a los 50 años e implicará ahorros en conservación.
“Las vías modernas de hormigón no sólo son mejores porque los trenes pueden transitar mejor por ellas, sino que además tienen mantención más sencilla y sufren menos”.
Las obras, que estarán terminadas en junio de 2020, implican mejora, tanto en la vía principal como en desvíos de cruzamiento, incluyendo, desviadores. Comprende la reparación del desvío que va a las industrias en Talcahuano, llamado Troncal Industrias Derivadas, que está en uso permanente.
Para las faenas, que trabajan 200 personas, se está utilizando una máquina de vía, que tiene funciones de perfiladora, niveladora y bateadora, lo que permite realizar el cambio de los rieles y de los durmientes entre el servicio de trenes.
“La máquina tiene la virtud que pone el estabilizado, le da consistencia y después coloca los durmientes y lanzando el riel, es una máquina multipropósito que permite, en un plazo muy corto hacer el trabajo. Los espacios de tiempo son muy cortos, hay que considerar que es una vía que está en operación y que hay que hacer el proceso de renovación sin perturbar el uso normal”.
La sujeción de los rieles y durmientes en hormigón será del tipo doblemente elástica para permitir un mejor desempeño de las instalaciones, tanto para trenes de carga y pasajeros. Esto elimina la necesidad de anclas.
La unión de los rieles se hará por medio de soldaduras aluminotérmicas, eliminando las eclisas (plancha de metal que une y refuerza por ambos lados los rieles de una línea de ferrocarril) lo que redunda en un menor deterioro de la vía y del material rodante que por ella se desplaza.
Asimismo, reemplazarán los desviadores, con corazones de inserto de acero al manganeso, lo que prolonga la vía útil, y en diversas zonas se ha reemplazado el balasto y se han construido cunetas para conducir el agua para que esta no contamine la vía.
Para Pedro Pablo Errázuriz la renovación que se está haciendo de la vía férrea es muy importante, pero aseguró que la clave para la modernización de la infraestructura de toda la Región es el nuevo puente ferroviario.
“El actual puente es de sólo una vía, está restringido en velocidad y entonces se necesita para multiplicar por cuatro la cantidad de pasajeros y doblar la carga contar con el puente que es la pieza más importante”.
Agregó que el proyecto de US$220 millones, que está en proceso de análisis de impacto ambiental, será clave para el desarrollo regional.
“Esperamos que a comienzos de 2021 podamos estar licitando obras (…) implica mucho estudio, de múltiples áreas. Esperamos que tarde un poco más de un año, pero en el caso de Melipilla nos tardamos tres. Aunque en este caso hemos sentido que existe diligencia y preocupación por hacer las cosas rápido”.