Especialista asegura que armas no letales pueden causar ceguera permanente. Programa de Salud garantiza la atención médica, estética y funcional, además de apoyo psicológico para afectados.
Una bomba lacrimógena, directamente disparada al rostro del joven de 24 años, Rodrigo Lagarini, mientras participaba de una manifestación el 22 de octubre en Maipú con Paicaví, terminó con la pérdida total de la visión de su ojo derecho.
Estallido del globo ocular y fractura del piso orbitario fue el lapidario diagnóstico del estudiante de pedagogía en Educación Física, quien afirma que si bien “ya no puedo ir a las marchas, ahora estoy dando la pelea desde redes sociales y a través de medios de comunicación”.
El mismo día que Lagarini fue herido, el camarógrafo de Mega, Alejandro Torres, recibió un balín de que se alojó en su ojo izquierdo mientras estaba registrando los saqueos del supermercado Santa Isabel, en Manquimávida. “Acomodé la cámara para buscar el mejor ángulo. De pronto sentí un golpe terrible en el ojo, que no fue de rebote era directo hacia mí”, comentó.
Tras un breve paso por el Hospital Regional, Torres, más conocido como el Bulla entre sus colegas, fue trasladado hasta la Clínica Alemana en Santiago donde le extrajeron el balín, pero el impacto dañó su nervio óptico y perdió completamente la visión de su ojo, lo que lo tiene complicado, pues trabaja con su visión. “Tristeza y preocupación en cuanto a llevar una vida normal y también en lo laboral, porque soy el sustento de mi familia”.
Así como Lagarini y Torres un total de 35 personas han resultado por daño ocular grave, que si bien han sido sometidas a cirugía en diferentes centros, el resultado para todos es el mismo, pérdida de visión.
La oftalmóloga penquista, Carolina Lazcano, especialista en retina y neuroftalmología, explicó que el trauma ocular grave se define como una lesión aguda, que afecta al globo ocular y sus estructuras anexas, ocasionando un importante daño tisular (tejido) con riesgo de compromiso de la función visual, que puede ser originada ya sea elementos contusos y penetrantes, entre otros.
Según la especialista el pronóstico de los heridos depende de las estructuras afectadas, lo que empeora aún más si el trauma es abierto, es decir, si la pared del globo ocular se rompe y queda expuesto su contenido.
“El balín de goma y el perdigón pueden causar ceguera si dañan estructuras que no se puede reparar al estar formada por tejido neuronal, ya que las neuronas no se regeneran, como son la retina y el nervio óptico (…). En estos casos las secuelas son permanentes”.
Eso sí, según explicó la oftalmóloga se puede intentar disminuir las secuelas con un tratamiento precoz. “Lo ideal es que el paciente reciba una evaluación dentro de las primeras 12 horas y el tratamiento dentro de las 24 horas. El tratamiento depende del tipo de trauma ocular, si es cerrado o contuso, se puede tratar con medicamentos y eventualmente, requiere cirugía más adelante, pero si es abierto la cirugía es la primera acción”.
Lazcano agregó que al perder la visión de un ojo, las personas pierden estereopsis, es decir visión de profundidad, la que no se recupera, complicando la vida de los pacientes.
La especialista recomendó que quienes sufran trauma ocular deben consultar de inmediato en un servicio de urgencia y que no utilicen ningún medicamento tópico (colirios o ungüentos), ya que si el trauma es abierto los fármacos pueden ingresar al ojo y causar más daño. “Sólo se debe cubrir el ojo con un parche estéril o un paño limpio y acudir inmediatamente a urgencias”.
Producto de la gran cantidad de afectados por daño ocular a nivel país, que ya suman 250 casos según el último reporte el Instituto Nacional de Derechos Humanos, el Ministerio de Salud decretó alerta sanitaria donde una de las medidas fue generar una programa integral de reparación ocular.
“Este programa tiene como objetivo brindar atención psicológica, social, rehabilitación, apoyo visual y todas las intervenciones necesarias para optimizar la recuperación”, dijo el seremi de Salud, Héctor Muñoz, quien comentó que el tratamiento está garantizado para toda la provincia.
El programa también incluye reparaciones y atenciones que implican cirugía como la inserción de lentes intraoculares, reemplazo de cristalinos, suturas, prótesis y manejo de ayudas visuales, que son extensivas a todas las personas, tanto del sistema público como el privado.
Carlos Grant, director del Servicio de Salud Concepción, detalló que en el Hospital Regional ya se instaló un equipo de trauma ocular durante las 24 horas del día para garantizar la atención de quienes resulten con lesiones.
Grant recalcó que el hospital regional cuenta con la capacidad para atender a las personas que resulten afectadas, incluso, ampliando el número de pabellones y manteniendo tres turnos de urgencia. “Esta alerta sanitaria permite facilitar las acciones médicas de salud para que nuestros habitantes que han sufrido o que pueden sufrir a consecuencia de los disturbios”.
En tanto, Carlos Vera, director del Servicio de Salud Talcahuano, explicó que la alerta sanitaria les entrega flexibilidad a los directores de servicios “para que como gestores de la red tengamos más facilidades para poder optar a comprar y atender los servicios que la gente necesita hoy más que nunca. Hemos tenido a nivel nacional un aumento de trauma en urgencias de 10 mil atenciones por trauma y también aumento de enfermedades de salud mental”.
Agregó que no estamos en una situación normal y por ello “necesitamos más medicamentos y más insumos”.
La alerta sanitaria se mantendrá, según las autoridades, en un principio hasta el 1 de diciembre, incluyendo a los servicios de salud de Talcahuano, Concepción y Fonasa, y permitirá dotar a la autoridad sanitaria de facultades extraordinarias para realizar acciones de salud pública destinadas a prevenir y controlar en forma efectiva las posibles consecuencias sanitarias, entre ellas, para compra de servicios de transporte aéreo y terrestre, contratación extraordinaria de personal, reconversión de camas y coordinación con otros servicios públicos, entre otros puntos.
Producto del incremento de personas con daño ocular, tanto el presidente de la comisión de Derechos Humanos del Senado, Alejandro Navarro, como los abogados penquistas Nicole Soto y Ricardo Galaz presentaron recursos de protección preventivos a favor de 186 personas para cesar el uso de armas no letales.
Producto de ello, la Corte de Apelaciones de Concepción ordenó a Carabineros suspender el uso de los balines de goma y restringir la utilización de bombas lacrimógenas en las marchas pacíficas, dentro del territorio de su jurisdicción.
Fotografía tomada por Raphael Sierra P.
De acuerdo a la orden legal, la policía uniformada tendrá que abstenerse del uso de armas letales, balines, gases lacrimógenos o “cualquier otro método o procedimiento disuasivo que afecte la integridad física de las personas, a las situaciones extremas que lo ameriten”.
Es decir, la corte en una primera sentencia rechazó la prohibición de balines de goma que solicitaba Navarro, ordenando a Carabineros limitarse a lo que establecen los protocolos.
La segunda fue una orden de no innovar, acogida por en el recurso presentado por los abogados Soto y Galaz, en la que el tribunal prohibió las escopetas antidisturbios frente a manifestaciones pacíficas y las restringió sólo a situaciones extremas.