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Habitabilidad de primeros pisos en viviendas palafito genera fuerte debate

Expertos y autoridades aseguran que el riesgo es alto ante un nuevo terremoto con tsunami, que falta fiscalización de las DOM. Vecinos defienden ampliación en primer nivel por falta de espacio y ponen en duda efectividad de las estructuras ante un nuevo evento.

Por: Ximena Valenzuela - Mauro Álvarez 16 de Diciembre 2018
Fotografía: Raphael Sierra P.

Tras los devastadores efectos que generó el terremoto de 2010 en las costas de la Región, las autoridades de turno, a solicitud de los afectados, decidieron reconstruir a borde mar con viviendas palafito para que las familias, que vivían de la pesca, no salieran del lugar que los acogió durante generaciones.

La idea era que en el primer nivel de la construcción sólo se guardaran las artes de pesca, pero que de ninguna forma fuera ocupado ese nivel para habitar debido al peligro inminente que sufrirían ante un nuevo maremoto.

Sin embargo, a casi nueve años de la tragedia se comprueba que la memoria es frágil, pues muchos de los beneficiados de Dichato y Tumbes olvidaron el peligro y construyeron para habitar la base de sus viviendas.

La decisión, que hoy es evidente al dar una mirada en las costas de Talcahuano y Tomé, para el director del Serviu, Juan Pablo González,  constituye un riesgo y un peligro para las familias,  pues en caso de un evento similar al del 27/F se encontraría en una zona inundable. “Ocupar ese espacio significa vulnerar el espíritu original  del diseño de la vivienda, el que contempla una zona de sacrificio de hasta 3 metros de altura en caso de tsunami”.

De hecho, explicó que dado el diseño original de las viviendas, en cuanto a la funcionalidad que deben cumplir en caso de desastre, no fueron pensadas para ampliarse, lo que se compensó entregando una mayor cantidad de metros habitables. “Cualquier modificación a las estructuras debe  ser autorizada previamente por la DOM (dirección de Obras Municipales)  respectiva”.

Espacio reducido

Si bien, las construcciones entregadas por el Gobierno, en su momento, cumplieron con las expectativas de los damnificados del borde costero local, con el pasar del tiempo fueron insuficientes para sus necesidades.

David Zuchel, secretario de la Junta de Vecinos Posta Estación de Dichato, explicó que la habilitación de las plantas bajas de estas casas del sector costero de Dichato se realizó porque “se les hizo pequeño el espacio, pensando sólo en el hoy y no en un maremoto como el ocurrido en 2010. Pensar en 50 años más es mirar  muy a lo lejos. La gente buscó vivir en mejores condiciones (…) es por ello que muchos se decidieron a construir”.

Similar es la postura de Marcela Gaza, presidenta de la Junta de Vecinos de Caleta Tumbes, quien aseguró que saben que realizaron construcciones que no estaban permitidas, pero que tomaron la decisión producto de las necesidades que tiene la gente. “El espacio se nos hizo pequeño, las casas son demasiado chicas. Las familias son muy numerosas y es, prácticamente, imposible habitar sin hacer modificaciones”.

Gaza expresó que tienen claro que la autoridad levantó las  construcciones pensando en evitar los embates de un futuro maremoto, pero que tienen dudas de la efectividad de las viviendas “¿qué estudio asegura que nuestras casas van a resistir un nuevo evento, como el 27/F? Esto considerando que casas de material se fueron completas con las olas.  Entonces un palafito, ¿qué es un palafito? Son cuatro palitos”.

En cuanto al  acercamiento con la DOM antes de construir, la dirigenta fue clara en decir que no se pidió autorización, porque se vieron en la necesidad de hacerlo. “Preferimos construir, ya que no creemos que vuelva a pasar otro maremoto de la envergadura del 27/F.  Esperamos un par de años y como no pasó nada, a partir del 2016 comenzamos a construir. No le hacemos daño a nadie, sólo mejoramos nuestra calidad de vida”, aseguró.

Postura municipal

La postura del alcalde de Talcahuano, Henry Campos, es clara. “Estas viviendas son tsunami resistentes, creadas bajo el concepto tipo palafito con una primera plata inhabitable y una segunda y tercera planta para la vivienda propiamente tal. Aquí han habido adaptaciones de esa primera planta donde muchos vecinos la han cerrado para guardar sus artes de pesca, y lógicamente ese cierro no podemos considerarlo ampliación.

Ahora, según el alcalde, cualquier modificación, a la estructura tiene necesariamente que contar con un permiso de edificación para aquello.

De hecho, no calificó las modificaciones realizadas en su comuna como una ampliación propiamente tal, ya que técnicamente es una adaptación del espacio que existía previamente, donde incluso se guardan los vehículos de los residentes.

Con respecto a los riesgos, aseveró que estos fueron medidos al igual que en otras zonas costeras. “Por eso se privilegió reconstruir en los mismo lugares, con casas tsunami resistentes, situación que  se dio, porque estaban las condiciones para ello”.

Aclaró que para regular las viviendas en la DOM, los vecinos tienen que pedir un permiso de edificación o demolición en el caso de destruirla, y “esos se realizan en la oficina de la municipalidad de Talcahuano, con las normativas legales pertinentes”.

Desconociendo totalmente las normas y sin considerar que ante cualquier modificación de las estructuras es la DOM la encargada de regular, el alcalde de Tomé, Eduardo Aguilera, dijo “yo creo que es materia del Serviu, desconozco las construcciones que han hecho”.

Ahora bien, reconoció que en el área habitacional estarían infringiendo las normas actuales, “por lo tanto, me preocuparé que la DOM de nuestra comuna revise estas posibles irregularidades”.

Isidoro Valenzuela M.

El olvido es grave

Para el geógrafo de la Universidad de Chile, Felipe Ulloa, que tiene más de 10 años de experiencia como consultor en infraestructura, a veces, con el pasar del tiempo, las comunidades olvidan los riesgos a los que estuvieron expuestos, comienzan nuevamente a establecerse en dichos sitios, sin considerar los desastres ocurridos y sin tomar resguardos.

“La construcción de palafitos incorpora el conocimiento ambiental del lugar de emplazamiento en que se construyó. Es un error construir debajo con la finalidad de ganar espacio”.

Agregó que los palafitos  actúan como viviendas seguras en crecidas de ríos y cambios constantes de mareas altas y bajas, es por ello, que “no se debe construir bajo ningún criterio en la parte baja de las estructuras, para anexar nuevos espacios a las viviendas, otro criterio sería erradicar a la población de las zonas de riesgos ambientales”.

Edificios no casas

Leonel Pérez, decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía, Faug,  de la Universidad de Concepción, afirmó que la decisión de dejar libre la primera planta de la viviendas tiene una lógica de dar seguridad  ante un tsunami.

El problema, a su juicio, es que las plantas libres funcionan bien para edificios, donde se ocupan como espacios comunes, pero  no para viviendas individuales “porque el propietario de éstas sólo ve un espacio a rellenar que le servirá para distintos usos, incluso, uno permanente como un estar”.

El decano de la Faug sostuvo que no se debió construir viviendas, sino edificios de poca altura, de hasta cuatro pisos, que en el primer nivel tuvieran un espacio común de uso”.

Pérez agregó que la situación que se vive en Dichato y Tumbes es de difícil solución porque, en general, las administraciones públicas no se caracterizan por tener un buen control, “los fiscalizadores son pocos para un número muy grande de casos. Por lo tanto, de ese punto de vista tampoco llegará la solución”.

Por eso el académico realizó un llamado a la gente que está habitando en esos lugares para que los usen como bodega, invernadero, un pequeño taller, o bien, como se determinó originalmente para guardar las artes de pesca, pero de ninguna manera para habitar de forma permanente.

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