La pérdida de una figura significativa para un niño, por abandono o fallecimiento, constituye una causa frecuente de deserción escolar; situación que conduce a crear vínculos en calle con aristas delictivas y de consumo de drogas o alcohol. En estos casos, el retomar los estudios con apoyo socioeducativo es un valioso factor que facilita el cambio.
Nací en Chillán el 13 de abril de 1993, provengo de una familia formada por mi mamá Margarita, mi papá Carlos y Jonathan, un hermano mayor, más adelante nacería mi hermano menor, Sergio. Vivo, hasta entonces, sin mayores problemas hasta que se produce la muerte de mi padre, cuando tenía trece años. En la escuela tenía buena asistencia, pero mis notas eran regulares, aunque lograba pasar de curso. Estaba en sexto año básico cuando empecé a portarme mal, entonces, dejé de ir al colegio, comencé a cometer delitos menores y robos. Salía con mis amistades pensando siempre en hacer algo malo, consumía alcohol y robaba para conseguir dinero y financiar las fiestas. Estuve en internación provisoria un año y dos meses, luego, fui condenado por nueve meses. Uno con el tiempo se va acostumbrando, al principio necesitaba hasta ver un árbol, extrañaba a mi familia, era muy penoso cuando ellos no podían ir a visitarme, a veces, me caían lágrimas y me angustiaba. Ayuda el hecho de conocer a otros jóvenes, hacer amigos, pero también había que cuidarse. En esa época las casas estaban llenas y había muchos problemas entre los jóvenes, los tíos nos entregaban mucho apoyo, los talleres y las clases ayudaban a pasar el tiempo y pensar en otra cosa. Hice talleres pre-laborales de electricidad y gasfitería. Todos los días pensaba en los errores que había cometido y que no volvería otra vez a hacer algo que me lleve a estar privado de libertad nuevamente. Recibí sustitución de condena y al poco tiempo me fui a Santiago a trabajar con un familiar en la construcción. Trabajé en la obra de la Línea 6 del Metro. Me quedaba más en la casa, dejé de “hacer calle”. Conocí a mi expareja con la que tuve a mi hija Nataly Eliana, convivimos cerca de cinco años, quedé sin trabajo y ahora estamos separados, regresé a Pueblo Seco a la casa de mi madre. Actualmente, trabajo en el área agrícola de estación. Considero como mis logros y aunque ahora estamos separados, haber podido formar una familia, también mantenerme trabajando para poder solventarla y tener para mis gastos. Ahora, comenzaré a estudiar para terminar mi enseñanza media, hasta salir adelante.