Traslada a personas enfermas desde el territorio insular al continente. Este vecino de Quidico realiza parte importante de los viajes para ayudar a personas con una afección de salud. Asegura que ha prestado asistencia a cerca de 40 personas.
Conocida es la situación de la Isla Mocha sobre los problemas de conectividad con el continente en casos de emergencia médica.
Lo más reciente, es el anuncio de las autoridades sobre la consolidación de un protocolo para estos casos, el que deberá estar listo este año.
Pero, entre este escenario, aparece la historia de un habitante de la Provincia de Arauco que se ha transformado en actor fundamental para estas situaciones adversas.
Con 43 años de edad, Javier Lobos es un pescador artesanal oriundo de Quidico que, actualmente ha logrado rescatar de la Isla Moche a 40 personas que han necesitado auxilio por diferentes situaciones adversas en salud.
En primera instancia, lo hizo con la intención de ayudar a un amigo, después continuó por su propia voluntad y así se hizo conocido entre los habitantes del territorio insular.
“Pasó una vez que un amigo estaba enfermo, y no pudo ir la Armada (a la isla). Fue un día con tiempo malo, pero estaba autorizado por los marinos. Esa fue la primera vez, fui y lo saqué”, contó Lobos, en relación a trasladarlo al continente.
En ese sentido, manifestó que siempre está preparado para salir. “Yo acudo al tiro cuando me llaman, a mí me piden y en 10 minutos voy saliendo. De hecho, muchas veces, debido a todas las formalidades que significa sacar el helicóptero, yo demoro menos. A veces tardan dos o tres horas en salir”, contó.
Según los cálculos que realizó Javier Lobos, son 42 kilómetros hasta la isla y el tiempo de llegada hacia y desde el continente depende de las condiciones climáticas, principalmente. “Sobre todo depende del viento. Hay veces que me demoro 45 minutos, en otras 1 hora, hasta 1 hora y media. Si de verdad está muy fuerte el viento, pueden ser incluso 2 horas”, detalló.
Con el tiempo que lleva trabajando en esta valiosa y arriesgada labor, Lobos afirmó que considera que es momento de comenzar a dar algún acondicionamiento especial a su lancha para poder ejecutar estos rescates de la mejor forma posible.
En ese aspecto, relató que vio en medios de comunicación cómo se describió a su embarcación cuando se hizo el traslado el 4 de octubre de una niña pequeña y sintió que en alguna medida fue menospreciado, en circunstancias que él aseguró ofrecer lo mejor que puede entregar.
“Yo siempre he querido colocar mi bote en mejores condiciones, porque me gustaría dedicarme solamente a eso. Para ayudar cuando ocurra una emergencia, ya sea por un enfermo. Pero también voy a dejar la urna cuando fallece alguien. Es cosa de preguntar, y la mayoría de la gente da conmigo, he sacado a los médicos, a profesores, carabineros”, comentó Javier Lobos.
Afortunadamente, este pescador artesanal mencionó que nunca ha tenido un accidente en el contexto de estos traslados.
“Mi bote está con lo más básico, por ejemplo, tiene litera, tengo la cabina, que es lo único a lo que uno puede optar. Porque para invertir algo, tengo que tener una seguridad con lo que respaldar un gasto, yo soy pescador, tampoco mi ingreso es mucho. Siempre he querido que la gente se traslade segura en este caso”, dijo y agregó que aspira a lograr algún tipo de subvención para plantearse como una opción a la hora de necesitar traslados.
La pequeña que debió movilizar en octubre, para Lobos fue una situación bastante compleja. Y así recuerda varios casos más, como la mujer que trasladó recientemente con una fractura en la mano y múltiples contusiones.
“Me tocó llevar a un niño que se cayó en moto, se quebró la pierna, a él lo pasé en la noche con mal tiempo malo. Fue lo más duro que me tocó en lo emocional, porque estaba muy mal”, relató.
Para un 18 de septiembre también recordó el caso de un pequeño de 10 años, aproximadamente, que se había quemado. En casos como aquellos, Javier Lobos reveló que no siempre van acompañados por un técnico en enfermería.
En el contexto de un futuro protocolo de rescate médico desde la Isla Mocha, en cuanto a las condiciones ideales para aquello y en el entendido que se trate de un paciente crítico, Allan Mix, presidente de la Sociedad Chilena de Medicina de Urgencia (SOCHIMU) indicó que en la necesidad de hacer un traslado de un paciente grave, es necesario plantearse en una situación en la que el paciente puede descompensarse y llegar a requerir un nivel de soporte médico avanzado.
Por lo que planteó que es necesario tener a disposición la capacidad de monitorizar, de reaccionar a las eventuales complicaciones, asegurar un buen control respiratorio y de la vía aérea. Poder intubar y ventilar un paciente, y compensaciones hemodinámicas. Para mantener buena presión arterial y perfusión de los órganos o circulación de la sangre.
“No todo paciente va a estar en condiciones de trasladarse, eso es lo primero. Y segundo, si es que el paciente se traslada, lo seguro es estabilizarlo antes del traslado (…) el equipo médico debería tener acceso a generar las medidas necesarias para lograr la estabilidad mínima”, expuso Mix.
El presidente de la Sociedad Chilena de Medicina de Urgencia, estableció que “los protocolos de traslado tienen que ponerse en todos los escenarios. Tienen que ser capaces de responder a las diversas situaciones que se pueden dar en los distintos pacientes que puedan presentarse en una distancia lejana hacia un hospital, además, en las distintas situaciones climáticas. Por lo tanto, tiene que establecerse con condiciones ideales, pero también con las condiciones más adversas que puedan darse”.