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Chilenos en el extranjero: la otra cara de la migración

Por: César Herrera 22 de Mayo 2018
Fotografía: Agencia UNO

Al comenzar el presente Gobierno, encabezado por el Presidente Sebastián Piñera, tuvo como prioridad el regular la situación inmigratoria de Chile, esto dado el explosivo aumento de extranjeros que han buscado la residencia en el país durante los últimos diez años.

Si bien las recientes cifras entregadas por el Departamento de Extranjería y Migración (DEM) apuntan a que en Chile habitan poco más de un millón de inmigrantes (961 mil a junio de 2017), existe un número similar de chilenos que, por diferentes razones, vive en otro país.

Bajo este marco, a principio de 2018, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) reveló que hay 1.037.346 chilenos que viven en el extranjero, divididos principalmente en Argentina (40,2%), Estados Unidos (13,4%) y España (10,2%), un aumento del 20,94% en los últimos 12 años.

Pero, ¿por qué los chilenos han optado por salir del país para desarrollarse cuando hay tantos extranjeros que quieren construir una vida en él?

Para Rodrigo Gutiérrez, antropólogo chileno, estudiante del programa de pós-graduação en Antropologia de la Universidade Federal da Bahia (UFBA) en Salvador de Bahia, Brasil, la migración es una “característica importantísima de nuestra especie, por algo hay seres humanos en todo el globo, y muchas de las sociedades y culturas tienen mitos de origen externos así como las lenguas, lo que me hace pensar todo de una manera media romántica”.

A su criterio, este fenómeno debe tomarse como una oportunidad para “romper un poco nuestra burbuja, aprender nuevas maneras y repensarnos como chilenos sin que caigamos en racismo o comportamientos xenófobos”. “Se necesitan políticas públicas, claro, pero va a seguir ocurriendo, personas saliendo como es mi caso y otros, muchos otros entrando”, comentó Gutiérrez, quien además aseguró que salir a Brasil para él representa una oportunidad única “donde tienes que aprender a generar nuevos nexos, nuevos lazos, hacer una nueva familia y nuevos amigos, aprendes nuevas maneras y no todo es tan fácil, lidiar con este tipo de cosas que a veces nos resultan tan básicas y tan ganadas es complejo, son cosas de las cuales nunca te preocupaste”.

“Como la canción de Facundo Cabral “no soy de aquí ni soy de allá”, mis orígenes pueden ser chilenos pero mi futuro y mis proyectos están más ligados a Brasil. Así uno se encuentra o se piensa en un limbo”, sentencia el antropólogo Rodrigo Gutiérrez.

Universidade Federal da Bahia, Brasil.

Distinto fue el caso de Patricio Mendoza, ex marino que optó por irse del país luego de que, en su opinión, se le cerraran las puertas en 1990 cuando se concretó el retorno a la democracia. Esta situación, describe, se dio con el cambio de Gobierno, momento en que sus superiores fueron destituidos de sus cargos, quedaron sin trabajo por haber prestado servicio a la dictadura militar.

Tras un periodo de cesantía, donde realizó cursos y asesorías en ventas, su padre decidió enviarlo en contra de su voluntad a Estados Unidos, donde se encontraba una de sus hermanas. “No tenía ninguna gana de irme, yo quería quedarme en Chile”, explicó.

Con los años, Patricio asevera que haber viajado a Norteamérica fue la mejor opción para él y su futuro. Ahora cuenta con un trabajo estable y una familia, la base de su actual vida.

Respecto a la migración, Mendoza cree que ésta no es negativa para un país, no obstante, quien llega a un nuevo lugar debe aportar y no ser una carga para el sistema. “Hay gente buena y trabajadora que llega al país o que migra de sus naciones buscando otros horizontes y con eso estoy de acuerdo”, sentencia.

Por su parte, el coordinador de Aiesec (organización dedicada en el intercambio cultural entre países), Rodrigo Neira, sostiene que en Chile aún existe mucho prejuicio respecto a la migración. Por este motivo, la institución busca fomentar el entendimiento multicultural.

“De hecho, la organización Aiesec se creó en 1948 después de la Segunda Guerra Mundial, con la idea de evitar este tipo de conflictos mediante la empatía y el conocimiento de diferentes culturas, que lleve a un entendimiento de sus comportamientos, de cómo éstas se desarrollan y esto va a muy de la mano con lo que es la migración que está pasando hoy en día en Chile”, enfatizó Neira.

Si bien es optimista respecto a los cambios que este fenómeno va a generar en la población, “falta mucho de ese entendimiento y eliminar los prejuicios de otros países”.

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