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Las personas con discapacidad y las barreras para entrar al mercado laboral

Por: Daniela Salgado 26 de Noviembre 2017
Fotografía: Gentileza Fundación Best Buddies.

La infraestructura, mitos y el exceso de asistencialismo, son las principales dificultades que enfrentan aquellos con capacidades diferentes.

A una semana de la Teletón, uno de los temas que vuelve a tomar la agenda son las dificultades que deben enfrentar las personas en situación de discapacidad para ingresar al mercado laboral, donde las principales barreras están en la falta de infraestructura que les permita desplazarse con facilidad y en el desconocimiento y temor que rodea a los empleadores al momento de contratar trabajadores con capacidades diferentes.

Durante la semana, se realizaron con éxito dos ferias laborales que tenían como objetivo, precisamente, derribar los mitos que se mantienen en la sociedad sobre la discapacidad, entre ellos, está la creencia de que las personas con esa condición requieren de asistencia o que sólo son aptos para determinados puestos de trabajo. Para cambiar esta realidad y ante la alta demanda tras la promulgación de la ley de cuotas en discapacidad (junio), fundaciones como Teletón, Ronda y Best Buddies, asesoran a las empresas para ayudarlas a transitar por la camino de la inclusión.

Así es el caso de la organización sin fines de lucro, Best Buddies y que en palabras de su coordinadora nacional de programas de Inclusión, Jasmine Valenzuela, afirmaron que lo que ocurre en el país es que “hay mucho estereotipo sobre la discapacidad asistida, aún se cree que ellos no pueden, que no entienden, que son más lentos y otras frases más peyorativas, sólo por tratarse de personas diferentes. En sus casos se pasa por alto que ante la ley nacemos todos libres e iguales”.

De hecho, a su juicio, la principal barrera que deben enfrentar las personas con algún grado de discapacidad física o mental es el exceso de asistencialismo porque no sólo los insegurizan sino porque pierden su autonomía.

La directora regional de Senadis, Sandra Narvaéz, aportó otras de las creencias infundadas pero que están inmersas en la sociedad, se trata de una que afecta directamente a la comunidad sorda: “muchos creen que al no saber lenguajes de señas no podrán establecer una comunicación con ellos, pero desconocen que las personas con discapacidad auditiva saben leer y escribir en su mayoría, o de lo contrario podría verse como una oportunidad para aprender esa lengua”, aclaró.

Cifras regionales

En el Bío Bío, hay aproximadamente 26 mil personas, mayores de 18 años, inscritas en el Registro Nacional de Discapacidad, pero a esa cifra hay que restar la población que tiene una alta dependencia y, por lo tanto, no podrá acceder a un puesto de trabajo, según datos del Senadis Regional.

Respecto a los datos que arrojó el último estudio Nacional de Discapacidad (2015), en la Región hay 345.348 personas con esa condición, representando el 22,4% de la población total. De ellos, el 8,6% tiene algún tipo de invalidez severa, donde los adultos mayores son los que lideran la lista. El resto puede desempeñarse con total libertad en los diferentes ámbitos de la vida.

Una de ellas, es Claudia Sáez, quien trabaja hace años en el Unimarc de Gómez Carreño en Talcahuano. En su caso, su discapacidad de tipo leve –sufrió la amputación de la pierna izquierda y tiene prótesis – no le ha significado ningún impedimento para desarrollarse en total plenitud. Si bien, no necesitó una ley de cuotas para abrirse camino, cree que “era necesario que existiera una para las personas en una situación diferente a la mía”.

Su ingreso al trabajo fue por el conducto regular, se presentó como muchos otros al puesto de trabajo, tuvo una entrevista y espero que la llamaran. Su primera labor fue como cajera y los buenos resultados la hicieron convertirse en la jefa de compras del recinto. Para Alejandro Carrasco, gerente zonal del supermercado en Concepción, lo de Claudia, es “una historia admirable porque trasmite un espíritu de superación a todos sus colegas y porque lidera el buque con gran entereza”.

La marca es una de las más inclusivas a nivel nacional, aportando 180 fuentes de trabajo a lo largo del país, en el caso de la Región son alrededor de 80 los empleados que entregan su compromiso y profesionalismo al supermercado.

Ley de cuotas de Discapacidad

En junio de este año, se promulgó la nueva normativa que dispone una cuota del 1% de la dotación de personal para personas en situación de discapacidad en organismos públicos y empresas privadas con más de 100 trabajadores. También se eliminó que los empleadores tuvieran la posibilidad de pagar menos del sueldo mínimo a aquellos con discapacidad mental, cosa quedó explícitamente prohibida por tratarse de un acto de discriminación.

Esta iniciativa, para la directora (s) del Instituto Teletón Concepción, Natalia Llanos, “nace con la idea que se incluya a las personas con algún tipo de discapacidad, pero que se haga de una forma segura y que no vaya en desmedro de la empresa. Igual se entiende que frente a una nueva ley, se genere una especie de crisis nerviosa por parte de los empleadores que se asustan de incumplir y eso los lleva a recibir personas por el sólo hecho de ajustarse a la normativa”.

Es más, todas las organizaciones consultadas, afirmaron que han experimentado un aumentado en el interés y consultas sobre qué perfil de personas son más idóneas de acuerdo al rubro de cada institución. Ante eso y particularmente en el Instituto Teletón, mediante la Unidad Laboral, sirven de nexo “entre nuestros pacientes, que fueron dados de alta, y las empresas. Acá se confeccionó una pequeña bolsa de trabajo, donde los con edad de ingresar al mercado laboral, vienen a dejar sus curriculum y ahí se decide quién es más apto para una determinada oferta”, explicó Llanos.

Una de las primeras empresas en acoger la invitación a diversificar su planta de trabajadores es Otic Sofofa, que incluyó a dos personas con discapacidad intelectual.

Laura Sánchez de 30 años y titulada de Asistente Administrativo de la Universidad Andrés Bello, es una de las nuevas contratadas por la firma de capacitación.

“Trabajo supervisando los cursos, corroborando si están correctos los datos y si les llegó la orden de compra. Esto para mí ha sido una hermosa experiencia porque me gusta lo que hago”.

Para que haya más personas como Laura, se requiere, según la directora ejecutiva de la Fundación Ronda, María José Escudero, que las empresas se cuestionen desde qué lógica van a contratar a las personas “si lo harán por hacer un favor o cumplir con una ley o porque realmente entendieron que tienen mismas competencias que cualquier otro”.

Lo concreto es que “la discapacidad la tiene la sociedad por no aceptar lo diferente, no nosotros”, finalizó Claudia Sáez.

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