Carta a la directora

Preguntas que nadie responderá

Por: Diario Concepción 31 de Julio 2021

Señora Directora: Resido en el “exclusivo” Barrio Torreones de Concepción y represento a muchos(as) vecinos(as) del barrio, que llevamos bastante tiempo tratando de hacernos escuchar ante la inmobiliaria Aconcagua y actores del Estado. Le escribo para compartir con gran indignación cómo, una vez más, los agentes del Estado hacen oídos sordos a las necesidades que como vecinos(as) hemos venido expresando en diversas instancias.

A partir del incesante desarrollo que ha venido liderando la Inmobiliaria Aconcagua, es que nos percatamos del inminente caos que se avecina al corto plazo en la única calle de acceso y salida del barrio.

Puntualmente, en calle Nicolás transitarán un promedio de 684 vehículos diarios, sin considerar los cuellos de botella que se producirán en horarios punta. Lo más grave, es que no se consideró la construcción de suelos aptos para alto tráfico, ni mucho menos, instalaciones de cañerías de gas lo suficientemente distantes de la calzada. Aún así, lo más trágico, es que no contaremos con salidas de emergencia frente a situaciones como sismos, tsunamis, incendios, enfermedad o asaltos.

Ya contamos con un número importante de fugas de gas en diversos puntos del barrio y cámaras subterráneas agrietadas debido al paso de camiones y maquinaria pesada. Sin embargo, la inmobiliaria responde que nada puede hacer, ya que legalmente todo está en regla. Por su parte, el Municipio de Concepción comprometió intervenir, pero al parecer sin mayor impacto, ya que la calle Nicolás fue abierta el viernes 23 de Julio a un conjunto habitacional conformado por más de 500 viviendas.

A la fecha no hemos sido citados ni consultados, dejándonos una vez más con el sinsabor de no tener una comunicación fluida, ni respuesta oficial. Estamos cansados(as), decepcionados(as) y muy angustiados(as), porque hemos querido reaccionar a tiempo, antes de enfrentarnos al grave problema que tendremos.

Hemos ofrecido alternativas de solución con aportes de nuestros(as) propios(as) vecinos(as), pero nada parece hacerles sentido. Lo único que nos queda, es hacer notar nuestro descontento a través de los medios de comunicación, que cuando se cierran las puertas parecieran ser los únicos aliados.

¿Cómo es que se autorizan construcciones que a simple vista afectarán el bienestar de los ciudadanos? ¿Qué tiene que ocurrir para que las decisiones de los organismos públicos se adecúen a las necesidades de la ciudadania? ¿Es que no hemos aprendido nada de lo que nos viene advirtiendo la naturaleza, el estallido social, la contingencia internacional? Preguntas que, sabemos, nadie responderá. Muchas gracias.

Cristian Rocha

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