A lo largo de la historia y de la vida nos encontramos con notables conversos.
Bien conocido es Saulo de Tarso (San Pablo para los cristianos), incansable perseguidor de los primeros cristianos, quien tuvo una conversión súbita en el camino a Damasco, luego de caerse del caballo, según se narra en los Hechos de los Apóstoles.
En el siglo pasado, el pensador y escritor André Frossard, hijo del secretario general del Partido Comunista de Francia, criado y educado en el ateísmo, sufrió a los 20 años una inesperada conversión al entrar a una capillita en el barrio latino en París, cuyo resultado fue para él un llanto incontenible por un mes y para nosotros el privilegio de leer sus hermosos escritos.
En nuestros días en el país, el escritor y actual canciller de la República Roberto Ampuero y el ahora ex ministro de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Mauricio Rojas, experimentaron una no tan súbita, pero muy fundamentada y relevante conversión.
También en nuestra ciudad también los (las) hay.
La reconocida y galardonada actriz del TUC y directora de teatro, Lucy Neira, es la exponente de una conversión cuyo fundamento ella conoce, y que en su quehacer por largos años significó la irrestricta adhesión a la causa en la que creía, lo que le valió sufrir las consecuencias físicas y emocionales de la persecución política. La década pasada también fue duramente criticada por sus ex compañeros ideológicos, al aceptar un trabajo en el Municipio ofrecido por una alcaldesa de Derecha, siendo posiblemente sus críticos más acérrimos quienes justamente gatillaron, por hastío y decepción, su cambio en su pensamiento político.
Y en la actualidad, a propósito de la gran polémica a causa de los presos de la cárcel de Punta Peuco, quiero referirme a la señora Carmen Hertz, abogada defensora de los Derechos humanos, quien habla desde la herida (absolutamente comprensible), para invitarla a recordar las palabras de la señora Ángela Jeria (madre de la ex presidenta M. Bachelet), quien expresara sentimientos de misericordia y perdón para los presos enfermos terminales de dicha cárcel, haciendo un generoso llamado a la reconciliación, llamado que cayó al vacío.
También la invitaría a leer a Tatiana Goritcheva, rusa, nacida y criada en el ateísmo, convertida al Cristianismo, autora del libro “Hablar de Dios resulta peligroso”, quien sufrió persecución, tortura y encarcelamiento y que debió huir a Francia para salvar su vida.
Además la invito a leer, aunque sea por cultura general, pasajes del Nuevo Testamento donde Jesús, hijo de Dios, responde a sus Apóstoles cuando le preguntan cuántas veces se debe perdonar: ”Setenta veces siete” es su respuesta, y les insta además a amar a sus enemigos.
Isaura Neira Pino
Odontóloga y académica
Rut 2.682.378-1