Señor Director:
El contundente triunfo de Andrés Manuel López Obrador (mejor conocido como Amlo) en las elecciones mexicanas, marcó el comienzo de una nueva e importante etapa en la historia de este gigante de más de 127 millones de habitantes. Es que su triunfo, en gran medida, fue producto de su capacidad para interpretar la frustración, desconfianza y temor de la ciudadanía. Y eso lo obligará a dar una rápida respuesta a las enormes expectativas que generó su discurso.
En primer lugar, Amlo prometió una lucha frontal contra la corrupción que ha aquejado a México durante décadas. Los gobiernos de fuerzas políticas “tradicionales” como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) o el Partido Acción Nacional (PAN) solo agravaron esta situación, de modo que durante su gobierno, López Obrador deberá dar muestras claras de cómo enfrentará este flagelo.
Un segundo aspecto, tanto o más complejo que el anterior, es el combate a los poderosos carteles del narcotráfico. Estas organizaciones tienen décadas de existencia en México, sin embargo, fue durante la presidencia de Felipe Calderón (2006-2012) que se rompió una suerte de status quo entre los carteles y el gobierno, dando inicio —hasta ahora— a una guerra abierta que durante el sexenio de Calderón dejó casi 66.000 muertos.
En ese contexto, la colaboración con Estados Unidos será fundamental, en la medida que se busque frenar el envío de drogas “hacia el norte” a través de la frontera, pero también el contrabando de armas de alto poder “hacia el sur” desde territorio estadounidense.
Un tercer gran desafío será —precisamente— la relación con el presidente Donald Trump. Porque sus ofensivos comentarios hacia la población mexicana durante la campaña de 2016, así como su promesa de construir un nuevo muro fronterizo (que Trump asegura que pagará México) y su revisión del tratado de libre comercio de América del Norte (Nafta), han tensionado gravemente la relación entre ambos países. Y aunque se informó que Trump tuvo una amable conversación telefónica de media hora con Amlo para felicitarlo por su triunfo, lo cierto es que nada garantiza una mejor convivencia entre ambos gobiernos.
Asimismo, desde la perspectiva nacional, también es relevante saber cuál será su nivel de compromiso con el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico, de la cual es cofundador junto a Colombia, Perú y Chile.
Para algunos mexicanos, Andrés Manuel López Obrador es un claro ejemplo del populismo latinoamericano actual, mientras que para otros, representa una esperanza de quiebre frente a la política de la corrupción. Lo cierto es que su sexenio estará marcado por la demanda de cambios profundos y concretos por parte de la sociedad mexicana, cuyas altas expectativas son —quizás— el mayor peligro que enfrentará Amlo durante su mandato.
Alberto Rojas
Director del Observatorio de Asuntos Internacionales
Universidad Finis Terrae