Señor Director:
Fue poca la sorpresa que nos llevamos al descubrir que movimientos radicales están importando con muy poca originalidad la moda trasandina del aborto como “derecho”. Sin embargo, no fueron pocos los que advertimos que el proyecto de aborto en tres causales -dejando de lado de la legítima discusión que pueda existir sobre su “necesidad”- era una mera etapa en la estrategia para despenalizar el aborto irrestricto. Hoy sentimos un orgullo amargo al descubrir que estuvimos en lo correcto y que las pañoletas verdes llegan a instrumentalizar causas nobles, como el rechazo al acoso, para impulsar ideologías que terminan con la vida de los menores de nuestra sociedad; y de paso desbarran contra el sistema económico y un “patriarcado” cual terraplanista criticando a la NASA. Lo que se planteó como caballo de Troya para despejar el avance del aborto mediante un gramsciano cambio cultural, se aleja bastante del mítico corcel, asemejándose mucho más a una especie de mula cuya trampa fue predecible desde el primer momento. Hoy es labor nuestra, la de quienes respetamos la vida sin importar la edad, aprovechar esta ventaja para resistir los embates de quienes buscan disponer por conveniencia o falsa compasión de la vida en el vientre.
Cristóbal Diaz Guitart