Carta al director

Ambición vs. Razón

Por: Diario Concepción 03 de Agosto 2017

Señor Director:

Hace algunos días nos enteramos de que se está investigando un nuevo caso de estafa piramidal, en que el monto alcanzado llegaría a los siete mil millones de pesos con más de 400 personas afectadas.

En esta oportunidad, la empresa Continental FX ofrecía a sus inversionistas un retorno del 2% mensual, porcentaje mucho mayor de lo que habitualmente ofrecen los bancos e instituciones financieras por instrumentos de renta fija, cuyo retorno anual apenas llega al 4% anual en el mejor de los casos.

Cualquier cátedra de finanzas básicas entrega como principio fundamental a los estudiantes la relación directa que se produce entre rentabilidad y riesgo. Mayores rentabilidades de los instrumentos de inversión necesariamente van acompañadas de riesgos más altos. Y si analizamos los retornos actuales que están ofreciendo los instrumentos de renta fija en el mercado formal, estos han disminuido en los últimos meses. Por tanto, retornos del 2% mensual debieran generar dudas en los inversionistas por tratarse de una tasa anual (sobre el 24%) que se aleja bastante al promedio.

Las estafas piramidales o bajo esquema de Ponzi (en honor a la estafa de Carlos Ponzi en la década de 1920 en Estados Unidos) corresponden a operaciones de inversión que pagan intereses generalmente con el aporte de nuevos inversionistas. Generalmente, los primeros “inversionistas” reciben su retorno, pues esto sirve de evidencia para captar nuevos capitales. La realidad es que este sistema no invierte el dinero, sino que ocupa los nuevos fondos en cubrir los intereses de los primeros participantes. El sistema funcionará mientras existan nuevos inversores. En caso contrario, la pirámide se desarma.

En los casos ocurridos en nuestro país, llama la atención que muchos de esos inversionistas son personas comunes, que buscan retornos rápidos para montos no despreciables de dinero, que muchas veces corresponden a finiquitos, venta de propiedades e incluso préstamos, que bajo la promesa de recibir una rentabilidad mayor, debieran poder cubrir el costo del crédito. Sin embargo, estos inversores olvidan esta premisa fundamental en finanzas: a mayor rentabilidad, mayor riesgo. Y el riesgo es perderlo todo.

 

Karin Bravo Fray

Directora Programas Advance FEN

USS Concepción

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