La clave es que desde la ciudadanía, se generen modelos de gobernanza que velen por el cuidado de estos valiosos espacios naturales.
Si bien, por un tema de prioridades, en las primeras semanas no se hablaba de los efectos del movimiento telúrico sobre el medio ambiente, lo cierto es que aguas servidas sin tratamiento eran vertidas directamente en el río Bío Bío y los escombros se acumulaban sin gestión alguna.
Para avanzar es necesario que el Estado obligue a las empresas a utilizar un etiquetado ambiental en productos y servicios, de manera de facilitar la toma de decisión por parte de los consumidores.