Política

Voto informado: plurinacionalidad… de hecho y de derecho

Por: Diario Concepción 17 de Julio 2022
Fotografía: Ucsc

A pesar del creciente reconocimiento discursivo de la diversidad y multiculturalidad, la principal manera de comprender la política chilena es a partir de la noción liberal del Estado Nación: que existe una sola comunidad política cuya cohesión se basa en historia, lengua y valores compartidos. Dicha perspectiva se desarrolló en el Siglo XVIII y se consolidó como la forma principal de organizar el poder político en el mundo.

Según esta lógica, cada nación debe tener su propio Estado. En Chile, como en las Américas en general, la nacionalidad se basa principalmente por haber nacido en el territorio nacional y se expresa en los símbolos patrios, una sola lengua y en una historia oficial. En el caso de los pueblos originarios, su incorporación al pueblo chileno no fue voluntaria y resultó en la pérdida de sus tierras, aguas y libertad.

Durante mucho tiempo, en Chile como también en Canadá, se exigía a los miembros de las primeras naciones que renuncien a su cultura y cosmovisión para unirse a la “modernidad”. Aunque muchos miembros de los pueblos originarios actualmente participan en la vida nacional chilena, también quieren vivir como una nación distinta con su propia cosmovisión, su propia cultura y su lengua. Es decir, quiere ejercer la autodeterminación como nación. En la lógica del Estado-Nación, tendría que separarse de Chile y formar su propio país. En contraste, declararse un Estado plurinacional reconoce explícitamente que las diversas naciones quieren seguir formando parte de un mismo Estado. Las autonomías territoriales indígenas contempladas en la propuesta Constitucional buscan establecer espacios donde puedan ejercer libremente su cultura, la cual está estrechamente conectada con la naturaleza. De esta manera, el reconocimiento constitucional de la plurinacionalidad no amenaza ni la estabilidad política ni la integridad del Estado chileno. De hecho, en Artículo No. 11, establece las bases de una convivencia más armónica a través de un “diálogo intercultural, horizontal y transversal entre las diversas cosmovisiones de los pueblos y naciones que conviven en el país, con dignidad y respeto recíprocos”.

Esta combinación del Estado plurinacional e interculturalidad de manera transversal en la propuesta Constitucional establece un camino a seguir para transformar la relación conflictiva que tiene el Estado-Nación con las naciones pre-existentes.

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