Diputados de Biobío y Ñuble apuntan solo a mayor participación y legitimidad. Desde la Fundación Participa dicen que más allá de los beneficios de la idea los partidos siguen sin leer la desvinculación que existe con los anhelos ciudadanos.
Antes que se aprobara el voto voluntario y la inscripción automática, el año 2012, el debate fue extenso y hubo muchos sectores que se oponían a lo primero. Las posiciones estaban divididas y, finalmente, la obligatoriedad del sufragio pasó a “mejor vida”. Las reacciones a la implementación no tardaron en aparecer, sobre todo, tras la realización de la primera elección con participación voluntaria: las municipales del mismo año.
Desde entonces han transcurrido nueve años y 11 elecciones, incluyendo dos presidenciales, sus respectivas segundas vueltas y el plebiscito donde la opción Apruebo se impuso mayoritariamente para cambiar la Constitución. Sin embargo, fueron los resultados del 15 y 16 de mayo pasados los que motivaron a la Cámara a volver a la obligatoriedad del voto y apoyar una iniciativa que había sido presentada hace dos años por la diputada Joanna Pérez (DC).
“Los partidos reaccionan frente a los resultados, sin embargo, equivocan su lectura si piensan que esta medida les favorece, pues el problema no es de participación electoral sino de representatividad de los partidos y de falta de vinculación de estos con los anhelos de la gente”, comentó el presidente de la Fundación Participa, Daniel Ibáñez.
El analista, no obstante, cree que se trata de una buena medida, aunque debería ir acompañada de “reordenamiento de locales de votación, transporte gratuito y educación ciudadana”.
Pero, claro, el apoyo en la Cámara no fue unánime. “Considero poco serio cambiar el sistema de votación a pocos meses de procesos de electorales ya en curso. Estimo que lo más razonable y prudente para Chile es que sea la Convención Constitucional la que finalmente despeje este tema de modo definitivo”, dijo el diputado Enrique van Rysselberghe (UDI), quien se abstuvo en la votación en general.
En Biobío y Ñuble, la mayoría de los parlamentarios apoyó la idea. Consultados algunos de ellos, hubo algunas coincidencias referidas a la participación. “Desde que se implementó el voto voluntario, la democracia fue perdiendo adeptos, fue perdiendo la participación de los ciudadanos en el momento de ejercer el sufragio y eso debilita la democracia. Le quita validez social. Mi voto fue favorable para poder contribuir al robustecimiento de la democracia”, dijo el diputado del PS, Gastón Saavedra.
El representante de Ñuble, Frank Sauerbaum (RN), en tanto, ahondó en la legitimidad de los electos. “Voy a votar a favor para que haya más participación y real representación, para no tener nunca más diputados con el 1% de los votos, que no representan a nadie, pero se creen dueños de la verdad”, aseguró.
Tras su aprobación del miércoles, la iniciativa se discute en particular en la comisión de Gobierno Interior.
La iniciativa que restablece el voto obligatorio, también tiene excepciones. Así, por ejemplo, no será aplicable a los mayores de 75 años. Lo mismo ocurrirá con las personas en situación de discapacidad o dependencia.
También estarán excluidos de dicha obligación los ciudadanos chilenos con residencia en el extranjero y los ciudadanos extranjeros avecindados en Chile que estuviesen habilitados para sufragar.
Asimismo, indica que el sufragio en elecciones primarias convocadas en virtud de la ley orgánica constitucional (también conocidas como legales) será voluntario y determina que el Estado arbitrará las acciones necesarias para informar, facilitar e incentivar el ejercicio del derecho a sufragio.