Política

Las reformas deben asegurar mayores derechos fundamentales

Amaya Alvez, abogada y académica de la UdeC, comentó que el proceso del 25 de octubre es relevante, pues considera, por primera vez, la participación ciudadana. Cree que “podemos hacer historia”, incluso, a escala global.

Por: Marcelo Castro - Ángel Rogel 10 de Octubre 2020
Fotografía: Archivo

“Estamos en presencia de un proceso relevante, pero este en particular es muy importante”, dijo Amaya Alvez Marín, académica de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción (UdeC), en alusión al próximo plebiscito del 25 de octubre.

Y es que la abogada recalca que si bien, en toda la historia republicana de nuestro país, han existido 12 cartas fundamentales, siendo las últimas tres las más importante (1833, 1925 y 1980), todas se han caracterizado por la ausencia de la participación ciudadana.

“Y la Constitución de 1980 fue dictada en un periodo autoritario, no hubo un debate ciudadano respecto de los contenidos y eso, en parte, le da ilegitimidad desde el origen. Por eso parece tan importante este proceso, pues, por primera vez, va a ser posible conversar y poder elegir el órgano constituyente para redactar esa nueva Constitución. Ojalá se produzca una gran deliberación ciudadana en torno al contenido”, comentó.

En conversación con Diario Concepción, Alvez, también, aludió a otras frases que se han escuchado en medio de la discusión constitucional, como el supuesto peligro de terminar con el derecho a la propiedad (argumento de la opción Rechazo) o la página en blanco.

Sobre lo primero comentó que “hay algo de esta idea de querer influir o inducir al temor del caos, o el término de una mirada sobre el mundo. Eso no es más que una campaña del terror. Yo creo que el debate, en la medida que sea ciudadano, va a tener altura de mira”.

En la misma línea, dijo que existe una historia constitucional previa que hay que considerar. “Cuando hablamos de una hoja en blanco, no quiere decir que no va a haber nada escrito. Ahí está escrita la historia constitucional chilena de la cual tenemos que aprender de los aciertos y los errores. Yo no estoy diciendo que la historia completa sea de puras cosas buenas, al revés . Sabemos, por ejemplo, que en Chile nunca se han reconocido a los pueblos originarios en el texto y eso evidentemente es una deuda histórica que se tiene que cambiar. Ahí sí debiera haber un giro, pero para mejor”.

Efectivamente, agregó, las reformas debieran enfocarse en el objetivo de “asegurar mayores derechos fundamentales a la población”.

Ejemplificó lo anterior con la situación del agua. “Creo que debe existir un estatuto constitucional del agua que la proteja, porque sabemos que estamos viviendo una crisis dramática en materia de agua. No sólo de disponibilidad del consumo humano, que es un derecho fundamental, sino que considerada para el ecosistema”, manifestó.

Insistió que en nuestro país tienen una tradición democrática que tiene que honrar y, en ese sentido, no cree en el caos que alguno sectores pregonan. Agregó que hay consideraciones relativas al paso del tiempo, pues “el mundo de 2020 no es igual a 1980”.

“La reforma constitucional que incluye a las mujeres en un órgano constituyente paritario, claramente, es algo muy novedoso a escala global. Es probable que hagamos historia con este proceso para bien. En el sentido, que podemos crear un órgano constituyente que es muy distinto a los que tradicionalmente se han conformado. En Chile, casi todas las constituciones las han redactado un grupo pequeño de la élite de hombres blancos. Y esta constitución podría se redactada por mujeres, por representantes de los pueblos originarios, por personas independientes y ojalá también de regiones, pues la voz de las regiones ha estado muy lejana de instancias constituyentes”, manifestó la académica.

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