En el oficialismo hay posturas divididas de cara al plebiscito y aunque en la UDI es menos notoria que en RN, en la Región, uno de los alcaldes que lidera el Apruebo es el gremialista, Henry Campos, de Talcahuano. En la otra vereda, el autodenominado “diputado del rechazo”, Sergio Bobadilla, también entrega las razones de su voto el 25 de octubre.
– Nuestra Constitución ha ido perdiendo vigencia, lo que queda demostrado en momentos que nuestro Congreso legisla y aprueba normas inconstitucionales. Eso le hace perder vigencia y nos abre a hacer modificaciones profundamente.
– Se abre una posibilidad importante de discusión respecto del Estado que queremos, del Chile que vamos a construir. Esto pasa siempre en procesos complejos. Los tuvimos previo a la Constitución de 1833, también a la de 1925, y recordar que en 1973 también hubo vulneración a la Constitución, lo que origina el quiebre institucional.
– Hay que modificar la carta fundamental para establecer una nueva institucionalidad, que se base, principalmente, en un Estado con enfoque mucho más territorial, en lo municipal, y dejar de equivocarnos al confundir la descentralización con la regionalización.
– Es importante modificar y cambiar la visión de recaudación del Estado, que a través de los impuestos hace una recaudación nacional y una redistribución compleja, que se centra sólo en las prioridades de las grandes ciudades y regiones. En definitiva, tratar de dar vuelta lo que hoy se plantea en la Constitución, respecto de que los tributos no pueden tener destinación específica. Debería ser que los tributos que se obtienen en las comunas queden en ellas y una proporción tenga recaudación nacional.
– Tenemos que abrirnos a que también consagre derechos sociales. Tenemos un Estado con rol subsidiario, que es importante preservar, pero también con una mirada mucho más social, para lograr políticas públicas en un enfoque y mirada distinta a lo subsidiario, que se ocupe de crear igualdad de condiciones y que no tengamos miedo al cambio.
– Rechazo porque Chile merece vivir en paz y tranquilidad. No hay que olvidar que el año pasado se impuso por la fuerza un acuerdo de paz que nunca cumplió el objetivo de traer paz, pero si nos tienen a las puertas de un plebiscito. No debemos legitimar la violencia como herramienta para conseguir objetivos políticos; ni olvidar a los 300 mil chilenos que quedaron sin empleo producto de la violencia y de miles de Pymes que fueron destruidas o quebraron.
– Rechazo porque nos proponen una nueva Constitución que partirá de una hoja en blanco, lo que en términos prácticos quiere decir que no hay garantías de mantener derechos como el de la vida, el de propiedad, de culto o el de educar a nuestros hijos. Una nueva Constitución es presentada como la solución a todos nuestros problemas, lo que es simplemente falso.
– Rechazo porque se ha dicho que la Constitución la escribiríamos entre todos, pero al final del día serán los partidos políticos y tan sólo 155 asambleístas los que eventualmente tendrían esa tarea. Y vinculado con esto, también me opongo a que tengamos en la práctica dos congresos funcionando, con el costo que eso representa para el país en tiempo de pandemia y crisis económica.
– Rechazo porque los dos años, como mínimo, que tardaría redactar la Constitución serían años de inestabilidad política y fundamentalmente económica que dañan la recuperación que el país requiere.
– El triunfo del Rechazo, por otra parte, debilita a los sectores más extremos y restaría legitimidad y apoyo social a la violencia. Por eso, es que hemos dicho que el Rechazo termina con la violencia, obliga a los sectores más extremos a negociar e incluso ordena a las fuerzas de gobierno.
