María Candelaria Acevedo Sáez
Diputada de la República

A casi un mes de estallar el llamado caso “Fundaciones” me parece pertinente reflexionar públicamente sobre esta crisis política que ha salpicado a moros y cristianos. Claro, el foco está en Revolución Democrática y las investigaciones que se han abierto en diversas regiones del país, incluida la del Biobío. También, no podemos obviar los cuestionamientos a los Gobiernos Regionales y nuevamente, en la Región existe una investigación en curso.

Sobre esto y tal como le he señalado desde el primer día, se debe investigar y bienvenido sea que Fiscalía y Contraloría actúen y cumplan con las funciones para las cuales han sido mandatadas.

En ese mismo sentido y a la luz de todos los cuestionamientos de los que hemos tomado conocimiento, es que he oficiado a los ministerios de Vivienda, Trabajo y Desarrollo Social, para que entreguen los antecedentes relacionados a traspasos de dineros a fundaciones, corporaciones y otros desde el año 90 a la fecha. Lo mismo para el Consejo para la Transparencia, pero desde el año 2009 en adelante, esto con la finalidad de encontrar cualquier situación anómala que haya ocurrido en estos ministerios desde el retorno a la democracia y que las autoridades pertinentes actúen en consecuencia. El mensaje es claro, se debe investigar y se debe encontrar las responsabilidades penales y políticas también.

Ahora bien, no podemos sólo quedarnos con esta crisis, debemos reflexionar sobre el rol del Estado, uno que sin duda alguna debe fortalecerse, tanto en los mecanismos de fiscalización, como también en cuanto a agilizarse.

Sobre esto último quiero detenerme y marcar el punto, ya que hoy nuestra Constitución establece un Estado Subsidiario, fomentando la tercerización de servicios, frenando la participación real y concreta del Estado en la entrega de soluciones desde los entes gubernamentales.

Es por esa razón que insisto en que tenemos la obligación de modernizar el Estado, haciéndolo más ágil para llegar a tiempo con las soluciones que los y las ciudadanas necesitan de forma pronta, sin caer en la burocracia que tanto daño le hace a la gestión pública.

Ojo con esto, no pretendo decir que debamos obviar procesos tales como las licitaciones u otros que den certezas sobre la asignación de recursos, sino más bien que estos puedan desarrollarse de forma muchos más eficaz y eficiente.

Finalmente, quiero preguntar sobre la ejecución de los proyectos, ya que más allá de los cuestionamientos, me parece sumamente importante pensar en el destinatario final de estos recursos que no es nada más, ni nada menos que ciudadanos y ciudadanas con múltiples necesidades y quienes hoy han quedado en el olvido debido a la crisis institucional que desató el llamado caso “fundaciones”.