Opinión

¿Innovación en educación, solo una moda?

Para desarrollar la innovación en los contextos educativos, se hace necesario entenderla como una cultura.

Por: Diario Concepción 13 de Septiembre 2022
Fotografía: Cedida

Dr. Jaime Constenla Núñez
Académico Facultad de Educación Ucsc

Hoy hablar de innovación está de moda. Este concepto es considerado un bien en sí mismo y muchos lo buscan e incluso declaran ser innovadores. Esto antes no era así y ha ido cambiando a lo largo de la historia. Siglos atrás, declararse innovador era riesgo de ser perseguido y considerado un peligro para la sociedad. Hasta fines del siglo XIX, los innovadores eran tratados como brujos. Así, por ejemplo, Eduardo VI de Inglaterra prohibió en 1546 la innovación, para -según él- evitar el desorden y la violencia en su Estado.

En educación, este concepto ha llegado para quedarse y varias instituciones educativas declaran en sus proyectos institucionales la innovación. Pero ¿cómo distinguir verdaderamente si se trata solo de un slogan o hay esfuerzos sinceros por desarrollar la innovación en el en el aula para mejores aprendizajes de los estudiantes? Corresponde en primer término, comprender con precisión qué es innovación. Etimológicamente el término viene del latín “innovatio” y significa incorporar en una realidad determinada un elemento que no le pertenece concitando novedad. Surge la pregunta entonces ¿cuántos de los procesos formativos que se desarrollan en el aula incorporan situaciones concitando novedad y motivando el aprendizaje de los y las estudiantes?

El trabajo en educación con la innovación presenta una serie de dificultades. Quizás las más comunes sean dos. En primer lugar, se intenta incorporarla de forma atomizada en el currículum, a través de un curso, módulo o un taller que supuestamente aseguraría su desarrollo, mientras que el resto del currículo sigue otros caminos. Es necesario, por tanto, que la innovación se entienda como una competencia transversal, con responsabilidad de todos los docentes, independientemente del área que estén trabajando. En segundo lugar, hay un déficit de innovación en la formación de profesores. Si analizamos los planes de estudio de las carreras de pedagogía de las distintas universidades, vemos que la innovación no aparece sino tangencialmente en un 1 ó 2 %. ¿Cómo vamos a desarrollar la innovación a través del currículum escolar si no contamos con profesores formados en esta competencia?

La política pública es clara. En los últimos años, ha reconocido la innovación como una línea estratégica para el desarrollo del país; sin embargo, aún quedan brechas en el sistema educacional respecto de ella.

Para desarrollar la innovación en los contextos educativos, se hace necesario entenderla como una cultura, la cual se puede ir plasmando por medio de un trabajo inter y transdisciplinario, en donde asignaturas y módulos se integren en un trabajo colaborativo de los y las docentes. Para esto, es fundamental que cuenten con los espacios horarios necesarios para pensar, planificar, diseñar y ejecutar en forma conjunta situaciones de aprendizaje integradoras, en donde la innovación esté presente transversalmente.

Estamos claros entonces de que la innovación en educación no es una moda, sino que es una cultura que debe ser desarrollada transversalmente, siendo forjada en los estudiantes a través de sus profesores y apoyada desde la gestión por los directivos.

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