Karina Villarroel Ambiado
Directora Regional Fundación Integra Biobío
En el año de las lecturas para niñas, niños y adolescentes, reconocemos la importancia de la lectura como una de las estrategias que promueve el desarrollo del lenguaje oral y escrito.
La lectura es clave en el aprendizaje y desarrollo de niños y niñas, les permite expresar ideas, imaginar, vivir emociones y sensaciones, desarrollar el pensamiento crítico, entre otras habilidades. El acceso a textos variados, aptos a sus características, les permite vivir experiencias de asombro, diversión, creatividad, representar y co-construir la identidad del mundo que habitan.
Si bien la lectura se promueve en los espacios educativos, comenzando por el jardín infantil, y al interior de las familias, estamos en deuda con la oportunidad que se debe brindar desde los espacios públicos, es decir, la propuesta de ambientes estéticos que presenten diversos géneros y estilos de manera accesible; espacios e instituciones en los que niños, niñas y adultos se vinculen en una interacción comunicativa social, amable, recíproca y acogedora, una relación curiosa e imaginativa, que surja desde el descubrimiento literario.
Hoy nos desenvolvemos en ciudades que no están al alcance de niños y niñas. Bibliotecas, museos, librerías o espacios de manifestación literaria no están dispuestos para el acercamiento a la diversidad de textos en la niñez. Nos encontramos ante el desafío de que niñas, niños y adolescentes habiten la ciudad y conozcan, a través de sus propias experiencias, la diversidad de lenguajes que les rodean. Textos literarios y no literarios, imágenes, infografías, ilustraciones, son algunas alternativas que pueden atraer la lectura y, así sustituir en parte el uso de los sobreexplotados dispositivos electrónicos.
Abrir espacios públicos a la niñez, es responder al derecho de participación social, niños y niñas, en tanto ciudadanos, sujetos con agencia, tienen derecho a expresarse, asociarse, reunirse e informarse. Escuchar a los niños y niñas significa, en términos concretos, generar instancias para que se expresen y así hacerlos participes en la toma de decisiones. En este punto también toma valor la nueva mirada sociológica de la infancia, la cual plantea y aboga por incluir a niñas y niños en todos aquellos aspectos en que tengan interés, escuchando su voz. Si bien existen recomendaciones para aproximar la lectura tradicional a niñas, niños y adolescentes, tenemos la oportunidad, como sociedad, de abrir espacios y flexibilizar la variedad de textos que les presentemos. La invitación está en relevar el valor de la lectura en la cotidianeidad, en nuestra ciudad letrada, en relatos y narraciones que emergen desde diversos agentes; en la recuperación de escritos olvidados, como las rimas, adivinanzas, poemas y otras formas de lenguajear el mundo, para que la lectura nos acompañe como una actividad natural, placentera.
Invitamos a los adultos a ser modelos lectores en todo lugar y a dar protagonismo a niños y niñas que juegan a leer y que narran su mundo desde sus más diversos lenguajes, en los espacios que habitan cotidianamente.