Dra. Claudia Yáñez
Académica de FACEA UCSC
El 27 de abril del 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas, decidió designar el día 21 de abril como el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, con el objetivo reconocer y promover el papel fundamental que desempeñan en el desarrollo humano, económico y social.
La creatividad es el detonador del proceso de generación de ideas originales y revolucionarias. Sin embargo, por sí sola no es suficiente, es necesario trabajarla y canalizarla hacia la implementación de soluciones concretas que agreguen valor en el mercado. Es aquí donde entra en juego la innovación, el arte de transformar ideas creativas en productos, servicios o procesos que generen un impacto positivo en la sociedad.
En el contexto mundial actual, donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la creatividad y la innovación emergen como pilares para el éxito en el ámbito profesional y emprendedor. Ya no basta con seguir los pasos tradicionales o replicar modelos existentes, sino pensar de manera original, romper esquemas y ofrecer soluciones novedosas a los desafíos actuales.
La buena noticia es que la creatividad y la innovación no son exclusivas de ciertos individuos: son habilidades que pueden desarrollarse con práctica y dedicación. Una de las claves para fomentarlo es el pensamiento divergente, de explorar múltiples perspectivas y encontrar conexiones inesperadas entre ideas. Esto requiere salir de la zona de confort, experimentar y estar dispuesto a cometer errores en el camino hacia la excelencia.
Además del pensamiento divergente, es necesario fomentar un ambiente propicio para la creatividad y la innovación en el entorno laboral al promover la diversidad de ideas y perspectivas, fomentar la colaboración entre equipos multidisciplinarios y proporcionar recursos y tiempo para la experimentación y la exploración. Las organizaciones que abrazan la creatividad y la innovación como valores fundamentales son más propensas a sobrevivir y prosperar en un mundo cada vez más competitivo y cambiante.
Por otro lado, es importante destacar que la creatividad y la innovación son habilidades que pueden aplicarse en cualquier campo profesional, ya sea en las artes, la ciencia, la educación o el servicio público. En un mundo donde la automatización y la inteligencia artificial están transformando rápidamente la naturaleza del trabajo, la capacidad de pensar de manera creativa y encontrar soluciones innovadoras se vuelve aún más valiosa. Por lo tanto, la creatividad nos permite imaginar el futuro que deseamos crear, mientras que la innovación nos brinda las herramientas para hacerlo realidad y así prosperar en un mundo en constante evolución.