El constitucionalismo a nivel mundial ha dado un giro participativo que se ha reflejado en materias sustantivas.
María Victoria Ulloa Becerra
Abogada. Colectiva–Justicia en Derechos Humanos
Para las mujeres de Chile este proceso constituyente ha sido histórico. El proceso que partió en las marchas feministas, el #nuncamassinnosotras y Las Tesis, tuvo una continuidad con la paridad de género en la Convención Constitucional y una fuerte incidencia del movimiento feminista en el debate constituyente. Hoy este proceso tiene un resultado concreto: Una propuesta de nueva Constitución que consagra una democracia paritaria e incorpora más de 30 normas de género en diversas materias.
El avance de la propuesta constitucional en materia de género no es casualidad. Da cuenta del resultado de un proceso que ha incluido a las mujeres y sus demandas desde el inicio. En este sentido, cabe preguntarse si la agenda de género se encuentra en riesgo frente a un eventual rechazo en el plebiscito de salida y las vías alternativas que han planteado sectores de la derecha y centro izquierda.
Hace unas semanas Chile Vamos publicó un documento de compromisos en caso de ganar el rechazo. Entre ellas no estaba la paridad. Algunos políticos de la UDI han puesto en duda la paridad para la creación de una nueva Constitución, otros la han secundado. Lo que es claro es que, ante un nuevo órgano encargado de redactar otro texto, la paridad no está asegurada, como tampoco lo estarían las más de 30 normas de género incluidas en la propuesta constitucional actual e impulsadas por una Convención paritaria.
Otra idea que ha vuelto a resurgir es la redacción de una nueva Constitución por una comisión de expertos. Esta propuesta, criticada por su visión elitista de la democracia, choca con la idea misma de paridad, que se funda en una representación descriptiva, es decir, que los órganos que toman decisiones públicas deben reflejar las características de la población. Los expertos no están libres de sesgos de género y han sido quienes, históricamente, han omitido los problemas de los grupos mas desaventajados de la población.
El constitucionalismo a nivel mundial ha dado un giro participativo que se ha reflejado en materias sustantivas. Chile no debiese ser la excepción. Volver a viejas fórmulas de constituciones redactadas por los órganos constituidos o comisiones de expertos -con presencia históricamente masculina- no parece prometedor en materia de género.