Valeska Benavides
Abogada, ayudante del Programa de Estudios Europeos

Indudablemente nos encontramos viviendo tiempos convulsos. Después de 2 años el mundo aún lucha por tratar de controlar y superar los efectos del virus Covid-19, a ello se une el aumento explosivo de contagios por su variante Ómicron, con un proceso de vacunación a escala mundial, sin dejar de lado los estragos que está ocasionando la creciente inflación global y la ocurrencia de reiterados episodios climáticos extremos, pero hoy las miradas se posan en un conflicto que ha puesto en jaque la seguridad europea: Ucrania.

¿Qué está pasando entre Rusia y Ucrania? La respuesta a esa interrogante no es fácil ni tampoco de corta data, ambas naciones han tenido conflictos desde su origen, desde que Kiev y Nóvgorod luchaban por constituirse como la capital de pueblo Rus, desde que Catalina “La Grande” expandió el dominio ruso incorporando Crimea a su imperio, hasta la revolución de octubre, el holodomor, pasando por la incorporación de Crimea a Ucrania por Nikita Khrushchev en plena guerra fría, la caída de la Urrss, hasta el conflicto armado que se extiende desde el 2014 en que Crimea vuelve anexarse a Rusia.

Lo concreto es que hoy miles de operativos armados, de ambos países, se encuentran apostados a lo largo de la frontera Este de Ucrania, cerca de la provincia separatista prorrusa de Donbass, preparados, en lo que se teme ocasione una gran invasión militar rusa – conforme ha indicado la Casa Blanca-. Esa gran invasión terrestre no se ha producido, aunque la guerra informática aumenta la tensión. Putin aguarda, exige concesiones para que Ucrania no ingrese a la OTAN, lo que provocaría apostar ejércitos de estos cerca de sus límites.

El paradigma actual ha provocado que líderes europeos como Emmanuel Macron y Olaf Scholz hayan intervenido para generar diálogos y acuerdos entre ambas naciones ante la amenaza a la seguridad europea. ¿Habrá invasión directa? Ciertamente Putin podría simplemente no hacer nada, buscar acuerdos entre las regiones separatistas, reconocerlas, movilizar más tropas antes de procurar una operación armada efectiva, ya que ha demostrado ser un líder sutil e impredecible a la hora de accionar.
Mientras tanto, sin disparar una sola bala ha logrado que la comunidad internacional fije su atención en cada movimiento y declaración desde el Kremlin y Kiev.