Opinión

Catedrales astronómicas

Con un espejo de casi 40 m y ubicado en el Desierto de Atacama, el ELT será el telescopio más grande del mundo (64 m de largo)

Por: Diario Concepción 13 de Enero 2022
Fotografía: Cedida

Dr. Roger Leiton Thompson
Centro para la Instrumentación Astronómica (CePIA)
Universidad de Concepción y la Fundación Chilena de Astronomía (FUCHAS)

Una carrera por tocar el cielo se dió en el siglo XII cuando en Europa empezaron a elevarse los edificios más altos desde las pirámides. Las catedrales góticas, más que simples rascacielos de piedra, eran portales de acceso al orden divino, al misterio y la belleza de la creación, a un mundo más allá de la dura vida medieval. A medida que el Sol transitaba durante el día, su luz se filtraba por los enormes vitrales, mosaicos de vidrios de colores dispuestos para aleccionar en la fe a una analfabeta feligresía, la cual nunca había visto un espacio interior iluminado con tanto dramatismo. Los grandes vitrales fueron posibles gracias a los altos y estilizados muros de las catedrales. Una combinación de robustas columnas y arcos de contención –que envían la tensión acumulada de la estructura hacia el suelo– fueron el secreto para apilar armoniosamente miles de toneladas de piedra y convertirlas en obras maestras de la ingeniería y arte medieval.

Desde el primer telescopio (1609) otra carrera estaba en curso. El tamaño de un telescopio lo fija el diámetro del lente o del espejo que atrapará la luz del cielo.. A medida que se hicieron más grandes, los telescopios necesitaron ser contenidos dentro de edificios pero con techos que les permitieran acceder al cielo en todas direcciones. Desde las primeras chozas prehistóricas hemos estado haciendo cúpulas y las primeras para telescopios (semiesferas huecas rotatorias con una angosta ventana) empezaron a usarse desde mediados del siglo XIX. Al principio fueron de papel maché y de madera, una superficie curva ensamblada sobre varias costillas, misma técnica usada para construir barcos.

Con un espejo de casi 40 m y ubicado en el Desierto de Atacama, el ELT será el telescopio más grande del mundo (64 m de largo). Así como en las catedrales y sus vitrales, la luz que recojan del cielo el ELT y otros nuevos gigantes (GMT de 24-m y TMT de 30-m) también nos conectarán con mundos más allá del nuestro. Y tal como el que erigió las catedrales, se necesitará un gran ingenio para construir la cúpula de 80 m de alto y 88 m de ancho del ELT. El edificio protegerá al delicado telescopio e instrumentos del polvoriento viento del desierto y de fuertes terremotos. La parte móvil deberá girar sus 6100 toneladas (unos mil elefantes africanos) rápido y sin hacer vibrar al telescopio. El control térmico de la cúpula mantendrá al instrumento y a los 300 mil metros cúbicos aire de la sala del telescopio (la catedral Notre Dame de París tiene un interior de 85 mil m3) a temperatura constante con una precisión de 2 grados Celsius.

Armonía geométrica y ambición espiritual motivaron al constructor de catedrales góticas. Al diseñador de mega-telescopios lo impulsa el poner a punto diferentes y complejas tecnologías a 3 mil metros de altura en el ambiente hostil del desierto. Ambos comparten, eso sí, el desafío de elevar sus respectivos edificios a una escala sin precedentes. Estos mega-observatorios son las catedrales de la astronomía moderna.

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