Opinión

Derribar muros, construir puentes

Ante crisis humanitaria de refugiados, Merkel no vaciló y mantuvo abiertas las puertas con una cultura de bienvenida.

Por: Diario Concepción 28 de Agosto 2021
Fotografía: Cedida

Francisca Villalobos Contreras
Abogada UdeC, ayudante Programa de Estudios Europeos.

En un mundo en que los liderazgos femeninos son excepcionales y la igualdad de género un anhelo, en que los derechos de las mujeres han sufrido menoscabos durante la pandemia y en que existen escenarios como el de Afganistán, con miles de afganas aterrorizadas ante la idea de revivir las bestialidades del yugo talibán, que en su primer periodo cercenó sus derechos, es esperanzadora la posición mundial ocupada por Angela Merkel, quien concluiría este año, al no postular a reelección, su labor como Canciller de Alemania, tras 16 años.

La doctora en Química Cuántica, criada en el régimen comunista de Alemania Oriental, ingresó a la política tras la caída de un muro, específicamente el de Berlín, asumiendo en 2005 la Cancillería Alemana como primera mujer en el cargo, consolidándose como principal líder europea; sobria, pasiva y vacilante, ha enfrentado graves crisis en sus mandatos, como el colapso del sistema financiero mundial (2008), las amenazas de disolución de la Unión Europea, la crisis de refugiados y hoy, la pandemia. Fiel a su estilo y de espíritu europeísta, fue capaz de solucionar las encrucijadas entendiendo la esencialidad de la colaboración entre Estados y de su actuación coordinada, coincidiendo los analistas, en el carácter reflexivo de sus determinaciones, previa consideración de toda la información disponible y el diálogo con la integridad de actores, lo que le ha valido críticas por las dilaciones y también la confianza y respaldo de la comunidad nacional e internacional, por la estabilidad y certidumbre brindada.

“Cuando era una niña, en las clases de natación subió a un trampolín de cinco metros y fue la última en saltar, justo en el último momento. Saltó, pero solo cuando tenía que hacerlo”, anécdota de Merkel recordada por Wolfgang Schäuble, ministro de su Gobierno, evidencia su carácter, pero ante crisis humanitaria de refugiados (2015), la más grave desde II Guerra Mundial, Merkel no vaciló y mantuvo abiertas las puertas con una cultura de bienvenida, brindando asilo y esperanza a quienes todo perdieron e instando a Europa a aceptar cuotas de refugiados, comprendiendo lo que la pandemia hoy enseña, la necesidad de cooperación y cuidados mutuos para vencer; derribar muros, construir puentes y que en eso se nos vaya la vida.

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