La democracia requiere hoy de valentía, coraje, compromiso, y una disposición al dialogo que sea correcta en el respeto, pero jamás incompatible con la libertad de expresión, el pensamiento crítico y la razón.
Augusto Parra Ahumada
Presidente Fundación República en Marcha
Para Churchill, “la democracia es el peor de los sistemas políticos con excepción de todos los demás”.
El asedio a la democracia ha ido poniendo su futuro en entredicho y requiere de guardianes que le reivindiquen en todo su valor.
La democracia no se trata de la practica de un censo esporádico, para consultar y mandatar a algunos representantes, definir algunas tendencias y preferencias políticas, se trata de un complejo sistema de convivencia colectivo y como tal cierne sus vertebras sobre el derecho, el ordenamiento jurídico y la disposición del ciudadano a colectivizar determinadas decisiones cediendo una porción de su libertad individual, para amalgamar la vida de la nación como un proyecto colectivo y requiere por lo mismo de una actitud democrática de los representantes y los ciudadanos.
Es esa actitud democrática, definida por un conjunto de valores que van siendo puestos en entredicho, llegando incluso a la incompatibilidad del sistema con algunas prácticas, como la aceptación de la violencia, la tentación revolucionaria o refundacional. Esa forma de entender la corrección política que raya en formas de anular el debate público, que pueda resultar incomodo desde la instalación de doctrinas hegemónicas que tienden a estigmatizar a suerte de herejía a la libertad de pensamiento, incluso cuando este pudiera provenir en el algunos casos de métodos científicos y adquirir base en la razón. Podemos agregar la simplificación bien definida por Inerarity y a otras formas de populismo que buscan la condescendencia fácil en medio de un clima de tensión y marcado por el temor a la inquisición social, que ha devenido en una hoguera del pensamiento crítico.
Para Ayaan Hirsi Alí, “Tolerar la intolerancia es cobardía”; “Las Correcciones Políticas, son un arma utilizada para silenciar a las personas que dicen la verdad”; Y “El Islam no es compatible con la democracia”.
De ahí que la democracia requiere hoy de valentía, coraje, compromiso, y una disposición al dialogo que sea correcta en el respeto, pero jamás incompatible con la libertad de expresión, el pensamiento crítico y la razón. Jose Ortega y Gasset, en unos escritos inéditos en proceso de edición, señala, “No solo es injustificada la fe en los sentidos que ni siquiera ha lugar a discutir si unas veces nos engañan y otras no” y Karl Popper, dice, “Es mi firme convicción que esta insistencia irracional en la emoción y la pasión conduce en ultima instancia a lo que solo merece el nombre de crimen. Dicha actitud, que en el peor de los casos conlleva un desprecio por la razón humana, debe conducir al empleo de la violencia y la fuerza bruta como árbitro último en toda disputa.”