Opinión

El acuerdo de los demócratas

El futuro y la coyuntura histórica reclaman con fuerza una actitud de los ciudadanos demócratas, atenta y vigilante y hacen preciso el más amplio entendimiento de los sectores moderados, democráticos y republicanos.

Por: Diario Concepción 07 de Agosto 2020
Fotografía: Fundación República en Marcha

Augusto Parra Ahumada
Presidente Fundación República en Marcha

La Política reducida a la afirmación de los propios ideales a partir de un debate público abordado desde aseveración, alejada del dialogo respetuoso y tolerante, nos llevan por el derrotero de un significativo retroceso civilizatorio, que atenta contra el ideal republicano de la búsqueda de amalgamar la nación como proyecto colectivo, de vocación inclusiva y cohesiva, alejan a la acción política de su esencia y ethos fundamental y ha lesionado gravemente la convivencia nacional.

La pérdida de identidad y perfil absoluto de los sectores moderados y republicanos de centro izquierda en manos de los mas radicalizados y una dialéctica de narrativa hegemónica e intolerante con el pensamiento diferente, han de poner en entredicho incluso la defensa de valores fundamentales como la paz, la democracia y la observancia del Estado de derecho. Han tornado el debate en un dialogo de sordos, de poca predisposición al dialogo, que dificulta alcanzar acuerdos y ofrecer respuestas adecuadas a la ciudadanía, en tiempos de crisis y urgencias, y deliberar en torno sus aspiraciones y anhelos, así como dar respuesta a los paradigmas a que debe responder la cosa pública, para ofrecer una alternativa de desarrollo posible y sostenible.

Un diagnostico sin duda sombrío de cara a una agenda política intensa, marcada por un proceso constituyente que envuelve oportunidades de abordar reformas pendientes y que podrían constituir parte de una salida pacífica, democrática e institucional a una crisis de convivencia social, para relegitimar nuestras instituciones y dotarnos de unas capaces de constituir un activo en su capacidad de procesar y deliberar adecuadamente las demandas sociales y los paradigmas del presente y futuro. Pero también larva significativas amenazas, si el debate y su proceso de reforma no observa adecuadamente los equilibrios racionales necesarios, para construir futuro alejado de miradas refundacionales y desde los logros alcanzados. Y siempre entendiendo la inversión y la producción como principio fundamental, basada en la confianza y las reglas claras; el crecimiento como vía insustituible, para superar la pobreza y estimular el progreso; Y una distribución eficaz, con sentido social, garantizando dignidad y un mayor sentido cohesivo, para hacer carne el ideal republicano y observar un futuro común. Que supere la discusión con cargas ideológicas de anclajes anacrónicos, para estimular tanta libertad como sea posible y tanto Estado e igualdad como sean necesarias para la plena observancia de la declaración universal de Derechos Humanos en toda su extensión. Comenzando por igualarnos en dignidad y frente al Derecho para garantizar también la libertad de los más débiles ante quienes detenten el Poder en sus distintas formas.

El futuro y la coyuntura histórica reclaman con fuerza una actitud de los ciudadanos demócratas, atenta y vigilante y hacen preciso el más amplio entendimiento de los sectores moderados, democráticos y republicanos, irguiendo una fuerte columna capaz de convocar a un amplio espectro de sectores llamados a articular grandes acuerdos para garantizar la paz, cuidar la democracia y el dialogo democrático y observar un futuro que ponga de pie nuestra economía y explote todo su potencial, con un fuerte impacto social y ambiental, para un Chile cohesionado, inclusivo y sostenible que pueda mirar al futuro con optimismo.

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