Opinión

Covid-19 y clima

El problema del calentamiento global es que es un efecto acumulativo en el tiempo.

Por: Diario Concepción 18 de Abril 2020
Fotografía: Mauricio Rondanelli

Dr. Mauricio Rondanelli
Integrante del Proyecto de Estudios Europeos

Sin duda alguna, son varias las miradas o enfoques que se pueden desprender a estas alturas de la pandemia que nos afecta, respecto de su relación (potencial) con el clima terrestre. Indudablemente, si bien se registran datos empíricos relacionados con la disminución en la baja de la contaminación y de los gases que causan el efecto invernadero (GEI), principalmente debido al menor uso del transporte y la disminución de la actividad industrial, esto no debe entenderse por ningún motivo como disminución, ni menos cese, del calentamiento global; para esto último, debiéramos dejar de producir GEI en este momento y, aun así, el efecto residual de la actual composición de estos en la atmósfera duraría años.

El problema del calentamiento global es que es un efecto acumulativo en el tiempo; el nivel actual de CO2 en la atmósfera es producto de al menos cien años de contaminación y una disminución de esta, producto de una emergencia sanitaria mundial como la actual, para un período de tiempo acotado como puede ser la cuarentena de un país o región (pensando además, en cuarentena total), no cambiará de manera significativa la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera del planeta.

Lo que esperamos quienes nos declaramos optimistas del provecho que se saca de las grandes crisis es, entre otras cosas, ver que los planes gubernamentales de los Estados “entren en razón” de que lo necesario es redirigir recursos al financiamiento y creación de industrias limpias y sostenibles, con miras reales a la carbononeutralidad para 2050. Hay que desarrollar (y ser capaces de aplicar) regulaciones ambientales vigorosas y desarrollar incentivos económicos para las tecnologías limpias. Lo usual ha sido, en crisis mundiales pasadas, favorecer precios bajos para los combustibles fósiles. Si ahora se repitiese esa tendencia, no sólo estará peligrando el cumplimiento de metas del Acuerdo de París, sino definitivamente el planeta podría entrar en un riesgo mayor.

Aprovechemos este sosiego intranquilo a que nos obliga esta Covid-19 para reflexionar sobre el país que verdaderamente necesitamos, sobre el planeta que queremos habitar; ciertamente cuando más están limitadas nuestras libertades civiles y sociales gregarias, más se desarrolla la libertad de pensamiento y reflexión. Ojalá y sea hacia el bien común y no hacia el beneficio de unos pocos, que al final y está comprobado, se “contagian” por igual.

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