Opinión

Matías Poch Riba

Por: Diario Concepción 15 de Diciembre 2019
Fotografía: Diario Concepción

El señor Poch, nació en España. Llegó a Chile en 1919, radicándose en esta misma fecha en Concepción. Casado con Josefa Poch, tiene dos hijos varones nacidos en Chile, don José Poch Poch y Matías Poch Poch.

Tanto por sus condiciones intelectuales, como por su alto espíritu fraternal, comprensivo de los problemas humanos, se ha ganado el aprecio sincero de todos los sectores sociales de la ciudad. Especialmente de los trabajadores, en quien encuentran en todo momento más que a su patrón, a un amigo dispuesto a servirlos, a sacarlos de sus complejos problemas.

En 1920 don Matías Poch Riba comenzó sus primeras actividades industriales en Concepción en un pequeño taller. De allí salieron los primeros zapatos, fabricados en esta ciudad. Fueron los primeros zapatos modernos, auténticamente regionales que se pasearon relucientes en nuestras calles, desafiando al estilo y la calidad de los importados. La calidad del calzado que iba saliendo del pequeño y dinámico taller del señor Poch, era comprobada en la práctica, y rápidamente su prestigio se difundió en toda la Región, aumentando de esta manera la demanda de este artículo.

Es así como este pequeño y humilde taller se convirtió en una fábrica mecanizada en el correr del tiempo. Sus productos siempre llevan impreso el sello inconfundible de la calidad insuperable que, con un alto sentido de corrección y honorabilidad, supo imprimirles desde el principio su creador.

Don Matías Poch comenzó su dura jornada solo; luego al aumentar la producción buscó colaboradores que secundaran estas faenas. Primero fue uno, luego cinco, el número subió a diez y más tarde a veinte. La fábrica ya se encontraba en su mayoría de edad, y la calidad y los estilos marcaban las líneas impecables de la última moda; pues, Concepción, contaba con la primera fábrica mecanizada y perfectamente organizada de calzado que le permitía a la gente de la región calzar con orgullo su producto netamente regional, como un claro exponente de la capacidad y espíritu constructivos de la gente de esta provincia.

Un gran porcentaje del calzado que se vendía en esta región procedía de esta importante fábrica. Además, estos productos, también se vendían en los mercados de una vasta zona del país que comprendía, desde Curicó a Punta Arenas, imponiéndose por el prestigio de su insuperable calidad.

El volumen que alcanzaron los negocios industriales de la firma Matías Poch Riba, se puede traducir fácilmente por el número de operarios que trabajan en estas actividades, y que ascendían a 150 personas, que junto a sus familiares hacían un total superior a 600 personas que vivían a expensas de esta industrial regional.

Este personal estaba perfectamente organizado en su respectivo sindicato. Además, entre este mismo personal se constituyó el Club Deportivo Masculino y Femenino “Matías Poch Riba” y contaba con una cancha propia, en el mismo recinto de la fábrica, para basquetbol y demás prácticas que constituyen un estímulo para el perfeccionamiento físico de nuestra raza. Estas prácticas deportivas estaban patrocinadas personal y económicamente por don Matías Poch y sus dos hijos. Comprensivos los señores Poch del valioso aporte que significa el deporte como distracción y medio de aprovechar las horas libres. El deporte estimulado por los jefes de las grandes industrias, permitía combatir el alcoholismo y producía un acercamiento fraternal entre patrones y obreros.

Esta industria estaba dirigida personalmente por don Matías Poch Riba, y secundado por sus dos hijos.

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía Investigador del Archivo Histórico de Concepción

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