Con respecto a la información relativa a los beneficios de la lactancia materna publicada en el diario El Mercurio el día 13 de noviembre, en primer lugar, quisiéramos señalar que no compartimos la denostación pública de ningún profesional nutricionista.
Luego, queremos aportar nuestra opinión para aclarar a las madres y futuras madres nodrizas aspectos cruciales que les pueden servir para tomar sus propias decisiones respecto de la implementación, duración, técnicas y periodicidad de la lactancia.
Como primer punto creemos que no es correcto establecer que dar pecho al niño/a para calmarlo o con mayor frecuencia produce aumento del peso corporal con riesgo de obesidad, ni tampoco creer que existe una sola forma estandarizada de alimentarlos. Una madre saludable sabe lo que el niño/a necesita en términos afectivos o emocionales y también puede evaluar si ella está en condiciones de dárselo. Ese no es el territorio de los profesionales de la salud a menos que la madre solicite asistencia clínica para ello. Con esto queremos enfatizar que cada caso es tan particular como lo son las madres y niños involucrados en ellos. En este sentido, al entorno nos corresponde acompañar en forma respetuosa y apoyar en lo necesario para el bienestar del binomio madre hijo.
Respecto a los aspectos nutricionales quisiéramos destacar que la evidencia científica respalda el factor protector que ejerce la lactancia materna a largo plazo contra las enfermedades crónicas no transmisibles, incluyendo la obesidad.
Los niños y niñas alimentados con lactancia materna exclusiva, incrementan de peso de manera diferente, algunos incluso podrían llegar a estar “obesos” según las curvas de crecimiento, pero es importante hacer la salvedad de que al ser alimentados con lactancia exclusiva y a demanda regularán su ingesta de acuerdo a sus necesidades y al llegar a la etapa en que se vuelven más activos (gateo, caminata, etc.) regularán su peso de forma paulatina.
Es importante destacar que el efecto protector de la lactancia va más allá de los 6 meses (de lactancia exclusiva) y que los niños y niñas que son amamantados por más tiempo, en forma complementaria a la alimentación, presentan menos riesgo de obesidad. La recomendación actual de la OMS es lactancia hasta al menos los 2 años de vida del niño y luego cuanto cada familia lo desee. Por todo lo anterior, protejamos la lactancia materna, que es nuestro puntapié inicial en lo que a nutrición humana se refiere.
Julieta Sánchez B. Lorena Meléndez I.
Departamento Nutrición y Dietética/ Facultad de Farmacia/ Universidad de Concepción