Opinión

Niños deportistas: niños, antes que todo

Por: Diario Concepción 24 de Septiembre 2018
Fotografía: Lukas Jara M.

Pablo Luna Villouta
Académico de Pedagogía en Educación Física
Universidad San Sebastián

Existe una enorme preocupación de las autoridades y de las familias por promover hábitos de vida saludable en nuestros niños y niñas. Ha crecido el número de escuelas deportivas, lo que plantea desafíos en la construcción de espacios adecuados para la formación técnica, física y personal.

La preocupación se fundamenta en que, lamentablemente, no es poco común ver discusiones entre padres y familiares con los niños del otro equipo, técnicos o árbitros de turno, u observar presiones desmedidas sobre sus propios hijos. Esto alarma, ya que estas conductas de violencia y frustración no pasan desapercibidas. Es más, estas acciones dejan una huella imborrable en su vida, legitimando la violencia y la competencia desleal. Actitudes así son una de las principales razones por las que niños abandonan el deporte, aun teniendo el talento para practicarlo en un mejor nivel.

Es necesario puntualizar que la iniciación deportiva es un espacio complejo de formación, que comprende el aprendizaje de un deporte o varios de una forma específica. Su objetivo principal es la toma de contacto con la práctica deportiva, hasta que el menor sea capaz de practicarlo con adecuaciones a su estructura funcional y nivel evolutivo.

Se busca que los más pequeños logren un manejo autónomo básico en el deporte, por medio del desarrollo de habilidades motrices y físicas, y el conocimiento básico de reglas y tácticas, adaptadas a su nivel de comprensión, capacidades cognitivas y físicas. Por otro lado, debe contemplar el manejo de criterios pedagógicos, que fomenten virtudes vinculadas al espíritu deportivo como trabajo en equipo, persistencia, generosidad, honestidad, compasión y coraje.

En ese sentido, las actividades deportivas, básicamente, se deben implementar con el ritmo y nivel evolutivo de la niñez, en espacios especialmente adaptados que permitan las máximas posibilidades de experiencia motriz. Así, la iniciación adopta un sentido pedagógico, con fines no sólo en lo primario del deporte (aprendizaje físico-técnico-táctico), sino ampliando la visión al desarrollo personal y valórico.

Junto con ello, es vital el apoyo del entorno familiar, guiando sus expectativas para influir positivamente. Esto involucra hacer ver a sus cercanos que en estas edades el triunfo no es el único fin: el deporte es un vehículo de aprendizaje, socialización, superación y satisfacción personal.

Este enfoque busca consolidar al deporte como un elemento favorecedor de la niñez, y coincide con lo declarado en la convención de la ONU de 1989, acerca de los derechos del niño. Se plantea el respeto por esta etapa, donde se debe promover el bienestar con su práctica, en un ambiente de libertad, confianza y alegría.

Así, el deporte en la niñez, presenta desafíos de largo plazo. Requiere de grandes esfuerzos para despojarlo de muchos vicios, como la exagerada competencia y la victoria a cualquier costo. Se requiere devolver la mirada como instrumento de formación, educación y juego, más aún en los más pequeños, que deben practicar cualquier disciplina como un espacio privilegiado para la formación humana.

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