Opinión

Día del Libro

Por: Diario Concepción 24 de Abril 2018
Fotografía: Diario Concepción

Abelardo González Alvarado
Psicólogo PUC, Colegio Pinares

Ayer se celebró en todo el mundo el “Día Internacional del Libro”. Unesco escogió esa fecha porque, supuestamente, ese mismo día del año 1616 fallecieron tres grandes escritores: Miguel de Cervantes, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, tres clásicos de la literatura mundial.

Por cumplirse poco más de cuatrocientos años desde su muerte, los profesores de lenguaje de los colegios y liceos de Chile deberían proponerse rendir un merecido homenaje a esos tres “grandes”, haciendo, quizás, que los alumnos de Enseñanza Media conozcan sus vidas y lean al menos los cinco primeros capítulos de El Quijote, un par de escenas de Hamlet y algunas estrofas de poesías de Garcilaso. ¿Será mucho pedir? Como quizá sea una aspiración muy ambiciosa, un paliativo podría ser ver El Quijote y Hamlet en su versión de “monitos animados”. ¡Capaz que más de alguno termine por animarse a leerlos!

En Chile se lee poco, qué duda cabe. Las estadísticas –las hay por montones- , no hacen sino corroborar que tenemos un bajísimo nivel de lectura y, de yapa, una regular comprensión de lo que leemos, lo que constituye un círculo muy vicioso para convertirnos en un pueblo inculto.

Informados, al menos, parece que estamos. En Chile información tenemos de sobra, de todo tipo y de diferente calidad; para convencerse basta dar una mirada a la cantidad de medios y a la rapidez y facilidad que existe para acceder a internet, a periódicos, revistas, radioemisoras y otros. La información –aunque a menudo excesivamente liviana, frívola y manipuladora- es buena y necesaria, pero esa información es sólo el nivel más elemental del conocimiento, apenas un primer paso para asomarse al mundo del saber y de la cultura.

Un segundo nivel es el estudio, imprescindible para adquirir, mantener y perfeccionar los conocimientos que se requieren para el desempeño decoroso y honesto de una actividad, oficio o profesión. Es fácil darse cuenta de que con el rapidísimo avance del conocimiento y la técnica, nunca hay un momento para decir “basta”, siempre existirá la necesidad para aprender y crecer en conocimiento y en destrezas para un mejor desempeño en las labores que sean, desde las más sencillas hasta las más complejas.

Un tercer nivel lo constituye la lectura que va más allá de lo práctico y necesario, que se realiza en esos maravillosos y mezquinos tiempos de paz y de ocio. Leer ensayos, novelas, cuentos, biografías, poesías, teatro, sólo por el placer de leer, de introducirse en el maravilloso y fascinante mundo de la cultura, a través de la lectura de buenos libros que, como decía un sabio, “son nuestras delicias y nuestras riquezas”, especialmente si se trata de clásicos, como lo son los que se celebran.

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