Opinión

Nuevamente equivocados

Por: Diario Concepción 02 de Diciembre 2017
Fotografía: Diario Concepción

Por: Jorge Porter Taschkewitz

La Presidenta de la República ha confesado querer para Chile ideas del obsoleto régimen totalitario marxista leninista de la RDA, mal llamada República Democrática Alemana, que de democracia nada tuvo, siendo una cruel dictadura socialista-comunista que se derrumbó el año 1989. Además, hoy jóvenes líderes se declaran allendistas. Quienes nacieron años después que falleciera Allende, no saben que fue el peor presidente electo que ha tenido Chile.

Salvador Allende fue marxista leninista declarado y, en un discurso, dijo que no era presidente de todos los chilenos. Entre 1970 a 1973, su gobierno arruinó Chile económica, social y políticamente, llevándolo a un altísimo nivel de polarización y violencia, sustentada por su partido político que avaló la violencia armada como método para hacerse del poder. Sumidos en una soberbia sin límites, llamaron a la Unión Soviética la hermana mayor de Chile, y con resquicios legales intentaron estatizar todo.

A nivel mundial, la Unión Soviética aplastó de manera despiadada todo movimiento que tratara de salir de la órbita socialista, ejemplos: Alemania, Hungría, Polonia y Checoslovaquia.

En Agosto de 1973, la institucionalidad chilena declaró fuera de la ley al gobierno de Allende.

Si parte de la juventud chilena piensa que la RDA, la URSS y Allende son las luces a seguir, que lean a Pasternak, Solzhenitsyn y otros por si no nos creen a nosotros los más viejos o, váyanse a vivir unos días a Cuba, Venezuela, Corea del Norte o Yemen donde aplican sus ideas.

No hay tiempo para tanto mesianismo e ignorancia. Quienes apenas llevan 28 años (desde 1989) reconociendo a regañadientes la democracia occidental, se equivocaron ayer con la lucha de clases y el Estado omnipotente, hoy se equivocan con malas propuestas sesenteras a problemas del siglo 21.

Chile se debate en el inmenso daño a sus niños, a sus ancianos y a sus mujeres; en la mala salud pública y, entre ellas, las enfermedades mentales que nadie parece ver, en la mala educación pública, la pasividad para enfrentar al narcotráfico enquistado en instituciones políticas, la delincuencia, el muy bajo crecimiento económico, la baja inversión productiva, el aumento de la deuda pública, y el pésimo uso de recursos públicos. Poco se ha avanzado comparado con todo lo que se debe reparar, hacer y mejorar.

Para la mayoría de la actual élite intelectualoide chilena no es prioridad solucionar las urgentes necesidades de los chilenos. Esa élite se preocupa de una serie de temas que sólo ella discute, asumiendo que le interesa a la gente y coordina posiciones en países y organismos internacionales para dar la sensación de avance. Legisla con velocidad temas que a la ciudadanía no le interesa, no legisla o legisla mal lo que esa ciudadanía espera resolver, gestiona muy mal y trata de reflotar su obsoleta y añeja pesadilla.

Somos un gran país con personas inteligentes, ideas y recursos; hagamos un tremendo esfuerzo para salir de una vez por todas de la mediocridad.

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