Opinión

Así mataron a Frei Montalva

Por: Diario Concepción 21 de Septiembre 2017
Fotografía: La Tercera

Por: Danny Monsálvez Araneda

Al leer el libro que escribió Carmen Frei, se mezclan una serie de historias y sentimientos. Traiciones, deslealtades, olvido, crueldad y por supuesto dolor y angustia. Estas son algunas de las variables que cruzan el relato que la hija del ex presidente Eduardo Frei Montalva nos describe en su libro “Magnicidio. La historia del crimen de mi padre” (Aguilar, septiembre de 2017, 183 páginas).

El texto dividido en 9 capítulos más un prólogo, introducción y un epilogo, comienza con el testimonio del abogado Álvaro Varela, una de las pocas personas que desde un principio acogió los reclamos de la familia y se hizo partícipe de la investigación para dar cuenta cómo la dictadura mandó asesinar a quien fuera presidente de Chile entre los años 1964 y 1970.

Desde el primer capítulo, Carmen Frei da cuenta de cómo operó toda una red de inteligencia civil y militar que tramó paso a paso el asesinato de su padre. En aquella componenda no sólo estuvieron presentes agentes de los servicios de seguridad de la dictadura, sino también algunas personas muy cercanas a la familia. Es el caso del doctor Patricio Silva Garín (acusado del asesinato), quien fue subsecretario de salud de Frei y Luis Becerra (chofer de Frei). Ambos personajes estaban estrechamente ligados a la dictadura, incluso Becerra era informante de la DINA y CNI. A estos nombres, se suman Raúl Lillo Gutiérrez (también como autor), el doctor Pedro Valdivia Soto (cómplice) y los doctores del hospital clínico de la UC Helman Rosenberg Gómez y Sergio Javier González Bombardiere como encubridores.

Pero no son solo personas quienes fueron parte de este asesinato. Dos importantes instituciones del país, prestaron poca, por no decir nula colaboración con la investigación. En primer lugar el Ejército. Como relata Carmen Frei, ocasión en la cual solicitaban antecedentes a la institución militar, la respuesta por medio de un oficio era “no hay antecedentes”. Incluso, agrega la hija de Frei Montalva, “La verdad es que jamás tuvimos la más mínima colaboración de parte del Ejército”. Es más, con los años y producto de la investigación judicial se descubrió que el Ejército incineró una serie de documentos y papeles relacionados con lo realizado en dictadura en temas de inteligencia y seguridad.

Pero no era todo, la Universidad Católica, fue la otra institución que poco contribuyó, más aun cuando algunos de sus profesionales y el Departamento de Anatomía Patológica fueron parte del proceso que embalsamó el cadáver de Frei Montalva.

Al igual que con el Ejército, la familia solicitó información y documentos que decían relación con lo ocurrido el 22 de enero de 1982, sin embargo, la respuesta siempre fue la misma, que no había nada y que lo señalado (por la familia) no era verdad. Finalmente el Juez Alejandro Madrid ordenó un allanamiento al citado Departamento, ocasión en la cual aparecieron los documentos requeridos. La molestia, pero sobre todo el dolor con la UC fue aún mayor, ya que Eduardo Frei fue alumno y docente de dicha Universidad, al punto que le otorgaron el título de Doctor Honoris Causa cuando fue presidente; sin embargo “se olvidaron de él cuando murió”.

Lo que comenzó como una operación para solucionar el reflujo gástrico, se convirtió con el transcurrir de los días en una descompensación total del organismo y un deterioro progresivo de salud. De esta forma, Frei Montalva comenzaba a morir lentamente, lo cual con el transcurrir de los años llevó a concluir que tras su muerte estuvo la mano de los servicios de seguridad del régimen y una literal operación de médicos, enfermeras, instituciones y oscuros personajes que tramaron el asesinato de quien a la fecha era la figura opositora más visible y directa a la dictadura pinochetista.

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