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Opinión: "Goic y merkel, el mito del camino propio", por Giovanna Flores

Por: Diario Concepción 14 de Marzo 2017
Fotografía: imagenPrincipal-5744.jpg

Giovanna Flores Medina 
Consultora en Derecho Humanitario y Salud Alimentaria 

La ovación de la asamblea fue determinante. A las 12:45 minutos del sábado 11 de marzo —en medio de su discurso ante la Junta Nacional— la senadora Carolina Goic protagonizó un hecho episódico de la Democracia Cristiana chilena, constituyendo un punto de no retorno en el debate sobre el papel de dicho partido en la construcción de nuestra (todavía) precaria sociedad de derechos garantizados. Allí, no solo se le proclama candidata presidencial, sino que emerge con la misma fuerza renovadora que Angela Merkel en diciembre de 1999. 

Nunca ha habido otra mujer de la falange que pueda ostentar esa similitud y ese poder moralizante, capaz de redefinir el panorama electoral e ideológico que los sectores más conservadores de su partido —incluso involucrados en corruptelas—, han intentado quebrar. Según ellos, es tiempo de un cisma en la Nueva Mayoría que permita la refundación de una ‘derecha a la europea’, sin compadecerse de los costos de desmantelar las políticas públicas de enfoque de derechos que se han implementado en la transición. Es eso lo que está en juego. 

Bastó, así, pronunciar “nuestro domicilio está en la centroizquierda” para cerrar una gran puerta contra el mito del éxito del camino propio, que no es otro que el del drástico viraje hacia los grupos del progresismo derechista que han aparecido en este bienio. Una entelequia que siempre ha erigido a  Alemania en modelo y norma, tergiversando el que ha sido el devenir de la CDU en las últimas dos décadas. 

Tras la debacle desatada por la renuncia del Canciller Helmuth Kohl  y sus procesos judiciales por cohecho y lavado de dinero —que financiaron la grandeza de la CDU durante la reunificación alemana—, el sistema de partidos enfrentó una crisis cuyos efectos se temían fueran semejantes a los del Tangentopolis. La pulverización de la Primera República italiana, la desintegración total de la DC y la equívoca opción refundacional de una derecha ostracista, redundaron en la irrelevancia electoral de la colectividad. 

Merkel, tuvo que luchar contra los poderes monolíticos y la tesis de la derechización purista para reordenar el partido y alcanzar la Cancillería recién en el 2005. La apertura hacia la Social Democracia, la reinstalación de programas de ayudas sociales y el discurso de los derechos garantizados como bandera de lucha, le valieron su retorno. Hoy, lejos de ser una tiranía y ad portas de competir por su cuarto mandato, es ella quien ha instaurado el paradigma de la seguridad humana y el derecho al desarrollo como los principios de la política de migración para la UE. 

Goic entonces, al igual que Merkel, tiene la posibilidad de derribar el mito del camino propio.

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