Como adultos tenemos la obligación de cuidar a cada niño y niña que habita nuestro país y en este día, y en todos los que vendrán, el llamado es a generarles las condiciones mínimas para fortalecer su calidad de vida.
Siempre es bueno recordar la importancia de los derechos de niñas y niños en la Región, Chile y el Mundo. Debemos tener presente siempre que la base del futuro de lo que seremos como sociedad y comunidad está en las niñeces, por eso es esencial que sigamos fortaleciendo la estructura de protección hacia su cuidado y desarrollo.
Lo anterior, en el contexto que cada 20 de noviembre en el planeta se conmemora el Día Mundial de la Infancia. Esta jornada se celebra la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño, hito que se conmemora desde hace 35 años, cuando se firmó, y está dedicado en todo el mundo a la acción por y para los niños y niñas.
En ese mismo contexto, también la UNICEF desarrolla actividades de promoción y sensibilización en favor de la protección y el respeto de los derechos de todos los niños y niñas, sin discriminación alguna.
Lo mismo la ONU, que ha establecido el lema “para cada niño y cada niña, todos los derechos”.
“Todos los miembros de nuestra sociedad —padres y madres, personal docente y sanitario, dirigentes gubernamentales, líderes religiosos, personalidades de la política, el mundo empresarial, la sociedad civil y los medios de comunicación— desempeñan un papel clave en el bienestar de la infancia”, dice la ONU.
“A ser adultos respetuosos de nosotros mismos, de nuestro medio y de los demás se aprende sólo siendo tratados siempre con respeto.Porque los derechos no tienen estatura, grandes y pequeños merecemos un Buen Trato ¡Tratemos con respeto a todos los niños y niñas!”, destaca el Gobierno su sitio web Crececontigo.gob.cl
A renglón seguido, plantean recomendaciones como: hablar del niño o niña frente a él/ella como si no estuviera presente. Minimizar sus sentimientos con frases como “pero si no te ha pasado nada”. Realizar comparaciones con otros niños/as “pero mira como lo hace Pedrito y eso que es más chico que tú”. Cada ser humano tiene su propio ritmo de aprendizaje cognitivo y emocional y cada ser humano es único. No atender un llanto, por la razón que sea. Nadie deja llorar a un adulto querido solo, ¿por qué hacerlo con nuestros niños y niñas?
Lo anterior, principalmente, en el círculo cercano del menor de edad, pero también debemos estar atentos respecto de quienes se rodea, ajenos a la familia, para evitar situaciones de riesgo.
Como adultos tenemos la obligación de cuidar a cada niño y niña que habita nuestro país y en este día, y en todos los que vendrán, el llamado es a generarles las condiciones mínimas para fortalecer su calidad de vida.