Editorial

Temple de acero

En muchos casos, su relación con Huachipato fue generacional. Familias completas pasaron por las instalaciones de Talcahuano, y estas mismas dieron vida a clubes deportivos y barrios como Las Higueras, Villa San Martín, entre otros puntos del puerto.

Por: Editorial Diario Concepción 16 de Septiembre 2024
Fotografía: Carolina Echagüe

Fue hace más de un año que comenzaron las primeras declaraciones y comentarios sobre la situación de la Compañía Siderúrgica Huachipato. Al inicio parecía que era una de las tantas advertencias ya conocidas y vividas, por años, en relación a los efectos adversos del acero chino importado, pero con el paso de las semanas esto comenzó a tener un tenor diferente.

Las reuniones y todo tipo de gestión se incrementaron más que nunca, al igual que sus frecuencias. Los sindicatos de la usina advertían que ahora sí que el escenario era más que complejo y la empresa se sumó a estas declaraciones.

Lo anterior gatilló que el poder Ejecutivo y Legislativo se abocaran alrededor de la firma ubicada en Talcahuano, y con ello, además, los trabajadores tomaron un protagonismo único.

Marchas, puntos de prensa, unidad con otros sindicatos, viajes a La Moneda, y una larga lista de acciones, llevaron adelante los “huachipatinos” y “huachipatinas”, quienes incluso tras el primer intento de cierre del primer semestre de este año nunca bajaron los brazos. Su empresa, el bienestar de sus familias, y sus propias historias eran combustible suficiente para seguir adelante.

La etapa de las sobretasas arancelarias también quedó grabada por la lucha de los trabajadores y trabajadoras. Una comunidad, donde en muchos casos, su relación con Huachipato fue generacional. Familias completas pasaron por las instalaciones de Talcahuano, y estas mismas dieron vida a clubes deportivos y barrios como Las Higueras, Villa San Martín, entre otros puntos del puerto.

Un pasaje del himno del club deportivo dice: “Marchan juntos los hombres de acero, codo a codo al amigo leal”. Y eso es lo que demostraron estos hombres y mujeres. Personas con temple de acero, que pese a la situación en contra mostraron una dignidad única, cumpliendo hasta última hora con sus labores y funciones.

Con el apagado de Alto Horno de esta jornada se da inicio al capítulo de cierre de la empresa orgullo regional. Pero por otra parte, queda para la crónica de todo un país el recuerdo de Huachipato, símbolo de fuerza y acero chileno. Reflejo del espíritu humano responsable, necesario para una gran sociedad.

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