Los vecinos asocian un mal olor con una época determinada. Un mal y pésimo cuasi patrimonio histórico urbano que nadie quiere sostener, ni hacerse responsable.
Lo ocurrido en Talcahuano es algo muy particular y que no puede no llamar la atención. Una suerte de trauma colectivo, un recuerdo que asoma ante el estímulo de los olores, malos, en este caso. Se podría decir que en Talcahuano, como en cualquier ciudad del mundo, no tiene nada raro que un olor desagradable provoque un rechazo inmediato, y hasta ahí no es extraño. Pero es algo distinto cuando la atención de los afectados se concentra más en los recuerdos, que en el desagradable momento.
Es que eso ha pasado en la comuna puerto por estos días. En medio del momento crítico por el que pasa el entorno de la comuna, producto de la actividad pesquera, los comentarios inmediatos y uniformes han sido del tipo: “Volvimos a años 80 y 90” , “No queremos que retrocedamos a los 90”, etc.
Vale decir, que los vecinos asocian un mal olor con una época determinada. Un mal y pésimo cuasi patrimonio histórico urbano que nadie quiere sostener, ni hacerse responsable.
Ahora la autoridad sanitaria comprometió fiscalizaciones a las empresas pesqueras de Talcahuano, mientras que, en la arista más delicada del bienestar inmediato de la población, destacan las denuncias de los habitantes del puerto sobre casos masivos de mareos y dolores de cabeza. Incluso centros asistenciales, como el ubicado en San Vicente, reportan ingresos relacionados a este evento. “Esta situación pone en relevancia la necesidad de una norma de olores para el sector pesquero, pues hay en total 32 fuentes emisoras existentes ubicadas en todo el territorio nacional y 23 plantas de aceite y harina de pescado, incluyendo plantas reductoras, están concentradas en la Región del Biobío”, expresó el seremi de Medio Ambiente del Biobío, Oscar Reicher, una de las pocas autoridades públicas que se ha referido a lo acontecido. Algo que, de paso, también abre las dudas sobre el nivel de preocupación general que hay en el espectro de los líderes políticos de nuestra zona.
Lo acontecido en la ciudad de “Cielo Tronador” es algo que justamente se pensaba erradicado como una mala anécdota de una de las principales ciudades industriales del país. Lamentablemente los hechos han dicho lo contrario. Evidencia suficiente para ver que sus habitantes no solamente muestren un rechazo frente al mal olor, sino que también malos recuerdos y una angustia por no volver a caer en un ambiente contaminado.