Para revitalizar el centro de Concepción - como también de otras zonas urbanas de Biobío - es necesario el compromiso de las autoridades políticas y de gobierno, pero también del mundo privado.
Locales comerciales blindados, paredes rayadas, comercio ilegal: el centro de Concepción actual no podría figurar entre las zonas urbanas más bonitas y seguras del país. Lo dicen las autoridades, arquitectos y urbanistas lo confirman, y los habitantes del Gran Concepción que han dejado de ir al centro lo han ratificado.
Ya lo indagamos en este mismo espacio: ¿por qué las zonas céntricas de las comunas del Gran Concepción están saturadas de elementos que las afean? Muchos de estos elementos fueron incorporados al paisaje urbano debido a la inercia ciudadana y por inercia siguen donde están. El cableado aéreo que cuelga de los postes y que en determinadas calles penden hacia las veredas y provocan peligro para los peatones y vehículos. Los carteles publicitarios, gigantografías, pinturas y rayados en propiedades públicas y privadas, basura lanzada a la calle por viajeros del transporte colectivo y autos particulares.
Pues una iniciativa local busca cambiar ese panorama y revitalizar el centro y el barrio comercial de Concepción. Se conformó una mesa de trabajo con representantes de distintos estamentos de autoridades y de la sociedad civil para abordar medidas que den solución a problemas estéticos y de seguridad a la capital regional, medida que podría ser replicada en otras comunas de la Región. Hay disposición en buscar soluciones para el comercio ilegal, para los rayados y las estructuras metálicas que han convertido las tiendas del comercio establecido en verdaderos bunkers. Incluso se espera poder entregar financiamiento a pequeñas y medianas empresas para así reactivar el comercio.
Para revitalizar el centro de Concepción – como también de otras zonas urbanas de Biobío – es necesario el compromiso de las autoridades políticas y de gobierno, pero también del mundo privado. Requiere un esfuerzo colectivo para recuperar la ciudad que no sólo debe ser cuidada por los funcionarios municipales, sino por toda la ciudadanía. Ese esfuerzo colectivo es fundamental para desarrollar ciudades con visión a largo plazo, acogedoras y aptas para personas diferentes, con necesidades particulares, con densidad adecuada y espacios para descansar, áreas verdes, para juegos de niñas y niños, para el comercio y turismo. Ciudades más humanas y sostenibles en el tiempo.