Las cifras confirman que la pesca y la acuicultura son un sector estratégico para la Región del Biobío. Entre enero y noviembre de este año, los envíos alcanzaron los US$806 millones, con un crecimiento de 0,9%, mientras que el Producto Interno Bruto Regional creció 3,8% durante el segundo trimestre de 2025, donde la actividad pesquera tuvo un rol destacado.

Estos números no solo reflejan dinamismo económico, sino que subrayan la relevancia de un rubro cuya proyección depende, en gran medida, de decisiones políticas.

En ese contexto, la llegada de un nuevo gobierno en marzo próximo abre un ciclo en el que resulta imprescindible considerar la voz de quienes sostienen diariamente la actividad pesquera. Las expectativas expresadas por representantes del sector artesanal e industrial son el reflejo de una preocupación en torno al manejo de los recursos, la sustentabilidad del mar y la estabilidad laboral de miles de familias del Biobío.

Desde la pesca artesanal, se ha valorado la tramitación del Proyecto de Nueva Ley de Pesca como un avance relevante, junto con la advertencia sobre los riesgos de interrumpir o debilitar un proceso que busca mayor transparencia, equidad y enfoque ecosistémico. A ello se suman las preocupaciones por la sobreexplotación de determinadas pesquerías, el impacto económico en las caletas y la necesidad de revisar criterios como la regionalización de recursos migratorios.

Las organizaciones de mujeres de la pesca artesanal han incorporado, además, una mirada que advierte sobre los efectos del cambio climático y el desplazamiento de los recursos, planteando la urgencia de espacios de coordinación regional que permitan pasar de medidas reactivas a soluciones estructurales.
Desde el sector industrial, el llamado apunta a reconocer al Biobío como una región pesquera y a avanzar hacia certezas jurídicas que permitan proyectar inversiones y empleos.

El desafío del próximo gobierno no pasa solo por definir normas, sino por integrar de manera real la opinión del mundo de la pesca. En una Región donde miles de familias dependen directa e indirectamente de esta actividad, escuchar a sus actores es una responsabilidad.