Una complejas realidad nacional e internacional podría impactar en las altas expectativas con el gobierno del Presidente Gabriel Boric.
El Banco Central elevó otra vez la Tasa de Política Monetaria (TPM) con el propósito de controlar la inflación. La TPM inició una trayectoria de caída en junio de 2019 hasta llegar a 0,5% en abril de 2020, y así quedó por más de un año, como medida para mitigar el frenazo económico generado por la pandemia. Pero en julio de 2021 el Central inició un proceso de reversa, es decir, de incremento en la TPM para desacelerar la actividad económica. Las bajas tasas de los créditos – que en la práctica significa dinero a bajo costo – asociadas a estímulos monetarios llevaron a una escalada inflacionaria. Ahora, con inflación alrededor del 8%, más del doble del rango meta del BC, la TPM fue llevada al 7%, cifra que no se había visto desde 2009.
Esta tasa es la de referencia para los mercados y tiene incidencia directa en los créditos de consumo y los hipotecarios. Es decir, tomar un crédito hoy está más caro que hace un año y medio. La medida tendrá diversos impactos en el bolsillo de millones de chilenas y chilenos y de paso en la economía nacional. Se espera que el país crezca menos de lo proyectado hace algunos meses.
Todo ese panorama marca el escenario macroeconómico del primer año del Gobierno del Presidente Gabriel Boric. El BC publicó su Informe de Política Monetaria (IPoM) y en ese documento rebaja las estimaciones de crecimiento para Chile en 2022. Se proyecta que la economía crecería entre 1% y 2% este año; y entre -0,25% y 0,75% en 2023, mientras que en 2024 se expandiría en torno a 2,25% y 3,25%. Las cifras se ajustaron a la baja en comparación con los pronósticos de los últimos meses de 2021.
Esa realidad podría impactar en las altas expectativas con el gobierno del Presidente Gabriel Boric. El panorama internacional se ha complicado con la invasión rusa a Ucrania y esa realidad tendrá un impacto negativo en la economía internacional, deteriorando el escenario externo que enfrenta la economía chilena. Es decir, si bien el país busca mitigar los efectos inflacionarios, no tiene control sobre los precios de materias primas que llegan desde distintas partes del mundo. Moderar las expectativas sobre la evolución de la economía y sus efectos en los hogares parece ser una buena recomendación para los tiempos que corren.