Una nueva agenda comienza, con nuevas autoridades y nuevo escenario político que debería priorizar la revalorización de la democracia desde los territorios.
Terminado el conteo de votos de las Presidenciales, Parlamentarias y para los consejos regionales, el país despierta hoy con la mirada en el futuro. Una agenda comienza, con un nuevo escenario político que debería priorizar la revalorización de la democracia desde los territorios y las demandas ciudadanas en áreas como salud, educación, medio ambiente, pensiones, equidad, vivienda, inclusión, pueblos originarios, paz social, combate a la delincuencia y otras más. El proceso electoral de 2021 no ha terminado y en diciembre el país deberá volver a las urnas para definir al candidato que ocupará el sillón presidencial.
Entre los muchos análisis que se pueden hacer luego de la votación de ayer una es ineludible. La concurrencia a las urnas estuvo por sobre lo estimado por la mayoría de analistas de turno. La impresión de las calles, largas filas y las imágenes mostradas por lo medios hacían suponer una concurrencia alta e incluso hubo vaticinios de que podría superar las cifras registradas en el plebiscito del 25 de octubre de 2020. La de ayer fue una participación algo menor al plebiscito, pero superior a los comicios de mayo.
En Biobío acudieron a las urnas más de 600 mil personas, cifra que superó a los recientes comicios de este año y que fue levemente inferior al plebiscito, que alcanzó poco más de 634 mil votantes.
Entre las muchas sorpresas de los comicios de ayer se consolidó una notoria reprimenda a candidaturas tradicionales. Lo anterior coincide con un sondeo de opinión realizado en 25 países y que posicionó a Chile en segundo lugar entre las poblaciones con las percepciones más negativas respecto a las instituciones políticas. Más de dos tercios (68%) de los encuestados de Chile consideraron que el país está atravesando un período de declive, mientras que el promedio global es de 57%. Son 11 puntos arriba del promedio mundial de personas que están convencidas de vivir en una nación con instituciones políticas poco confiables.
Es prematuro determinar cuánto de esa percepción ha influido en los resultados de las elecciones de este 21 de noviembre. Lo seguro es que la ciudadanía ha dejado en claro sus anhelos de cambios, de renovación de los cuadros políticos y de las instituciones. La necesidad de construir un país más justo e igualitario, con una visión de desarrollo solidaria e inclusiva, sigue latente. Y probablemente se manifestará en las urnas el próximo 19 de diciembre.