La violencia contra las mujeres, niñas y niños es un grave problema social que tiene componentes culturales que lo empeoran: suele ser invisibilizado.
Reciente reportaje publicado por Diario Concepción recordó que Biobío está entre las regiones con mayores índices de violencia intrafamiliar. De hecho, desde 2019 la comuna de Santa Juana registra las cifras más altas del país en este tipo de delitos. Los datos de la Subsecretaria de Prevención del Delito son aterradores: la tasa nacional de violaciones es de 22.3 casos por cada 100 mil habitantes, mientras que en la Región es de 19 por cada 100 mil personas. En Santa Juana, sin embargo, son 58,4 violaciones por 100 mil habitantes. En la categoría abusos sexuales, el panorama es igualmente desolador: el país tienen una tasa 75,2 y en Biobío suma 65,8. Pero en Santa Juana se dispara a 138,8 casos por cada 100 mil habitantes. Es un problema en esa comuna, que ha sido advertido, denunciado y abordado por las autoridades, pero es un fenómeno que ocurre en todo el país.
De hecho, la violencia contra las mujeres, niñas y niños es un grave problema social que tiene componentes culturales que lo empeoran: suele ser invisibilizado. Las víctimas demoran en promedio siete años en denunciar a sus agresores, cuando lo hacen. Entre las razones de la demora figura el miedo, la dependencia económica, la baja autoestima y la asimilada resignación.
La violencia doméstica era un problema grave antes de la llegada de la pandemia y se estima que el problema aumentó debido a los períodos de confinamiento. Aunque las cifras del Ministerio Público indican una disminución de las denuncias por violencia intrafamiliar en Chile. Una situación inusual, puesto que en todo el mundo se registró un aumento de las denuncias por violencia intrafamiliar durante la pandemia.
Es por ello que se hace más importante entregar los incentivos, para que sean realizadas las denuncias por personas que son víctimas y, asimismo, por testigos de violencia intrafamiliar y de género. Como también es imperioso que la sociedad no admita la normalización de la violencia desde el inicio de las relaciones sentimentales, es decir, en el pololeo. Es un tema permanente, que debe ser abordado en forma permanente. Reforzar las líneas de ayuda y los canales para denuncias, como también las campañas en los medios, son necesarios para enfrentar una infección paralela al coronavirus.