Editorial

La participación de la ciudadanía en la vida pública

En 2021, hubo un aumento del interés ciudadano, superando las históricas primarias de 2013, que se realizaron, por primera vez, en circunstancias de voto voluntario.

Por: Editorial Diario Concepción 19 de Julio 2021
Fotografía: Archivo

Nadie anticipó una participación ciudadana masiva en las primarias de ayer. De hecho, el discurso general fue poco alentador y se esperaba una baja concurrencia a las urnas. Las estadísticas no eran “muy auspiciosas”, vaticinó el director nacional del Servel. Pero no fue así: el total de votos emitidos en 2021 rompió la tendencia a la baja de las primarias de 2016 y 2017.

De acuerdo con los registros del Servel, en las elecciones primarias de 2013 — también para definición de candidatos presidenciales — votaron 3.010.890 personas. En Biobío, 379.345 concurrieron a las urnas. El segundo proceso de primarias fue realizado en 2016, para definición de postulantes a las municipalidades, y el total de votantes fue de 280.481. Es decir, la participación total nacional fue inferior al registrado por Biobío tres años antes. En 2017 el país realizó otra primaria presidencial y la participación fue de 1.813.688 votantes. A la luz de los números, las presidenciales concitan mayor interés del electorado, pero aún así se registró una caída estrepitosa en la cantidad de personas que participan de elecciones primarias, comparando 2013 a 2017. En 2021, hubo un aumento del interés ciudadano que superó las históricas primarias de 2013. En Biobío, mientras que hace cuatro años se registraron 192.926 votantes, ayer más de 230 mil personas fueron a las urnas.

No solo en primarias hubo una tendencia a baja participación, sino que en las elecciones generales. Desde que en 2009 el Congreso reemplazó el voto obligatorio por el voluntario, los niveles de participación han ido a la baja y la excepción fue el Plebiscito de octubre de 2020. La experiencia comparada de otros países indica que el voto voluntario no solo provoca una reducción en la participación, sino que una desigualdad de acceso al proceso que está vinculada con los ingresos y la educación. En promedio, son las personas con mayores niveles de educación y recursos económicos las más interesadas en política y a concurrir a las urnas.

Otras razones, según los especialistas, apuntan a la falta de educación ciudadana en los establecimientos educacionales, al “sesgo de clase”, al descrédito en la política tradicional. En consecuencia, es muy necesario promover una participación electoral inclusiva y asegurar que ningún grupo social quede excluido. A la reconocida estabilidad institucional que Chile ha exhibido, es necesario incrementar y promover la participación de la ciudadanía en la vida pública. Para ello, es clave garantizar la adecuada representación de todos los sectores de la sociedad en las esferas formales de la democracia.

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